En el mes de diciembre del 2020 la producción fue de 1.012,3 millones de litros de leche, esto implica un valor 1,8% por debajo del mes anterior (si consideramos el promedio diario de producción la reducción fue del 4,9%) y un 6,9% más que igual mes del año anterior.
Cabe destacar que la producción total de leche alcanzo en 2019 los 10.343 millones de litros, es decir, -1,75% respecto al año anterior.
En el gráfico siguiente, se observa que la producción en diciembre del 2020 está por encima de diciembre del año pasado, y también por encima de diciembre de los 3 años anteriores (es sólo superada por diciembre de 2015, recordando que en dicho año se dio un cambio en la metodología de cálculo de la producción nacional). El acumulado de los doce meses del año está 7,4% por encima del 2019 y también es 5,6% superior al año 2018, lo cual indica que no sólo se da en 2020 una recuperación de la baja producción de los primeros meses de 2019, sino que se expresa claramente un crecimiento genuino.
En el gráfico siguiente se observa el comportamiento de los denominados “sólidos útiles” (grasa butirosa y proteína), donde al igual que en el gráfico de litros de leche hay una notable mayor producción en 2020 que la que hubo en los años anteriores. Incluso la producción anual de sólidos útiles creció un 8,7% cuando los litros de leche lo hicieron como indicamos más arriba en 7,4%.
Esto evidencia no solo que la lechería creció en el año 2020 en volumen por diferentes causas, sino que también lo hizo en la calidad composicional de leche.
En el gráfico siguiente se puede ver que el ritmo de crecimiento acumulado, comenzó a desacelerarse a partir del mes de julio, pero a pesar de las diferentes percepciones que había en el sector, mantuvo un ritmo de crecimiento interanual más o menos sostenido hasta finales del año. Finalizado el pico habitual de máxima producción que es octubre (con 34,8 millones de litros diarios), a partir de noviembre comenzó a disminuir la producción y seguramente lo seguirá haciendo hasta el pico estacional de mínima que se da habitualmente entre los meses de marzo o abril. Hay que ver cómo evoluciona la producción en virtud del comportamiento del precio de la leche al productor, el precio de los principales insumos (fundamentalmente los alimentos concentrados: maíz, expeller de soja y balanceados), el proceso devaluatorio, la seca más o menos pronunciada que se dio en algunas regiones y los efectos adversos de mayores índices de temperatura y humedad y el incremento en la cantidad de insectos, todos estos últimos aspectos, generando mayor estrés en el rodeo lechero.
La producción de leche de Argentina cierra el año 2020 con 11.113 millones de litros de leche que junto con los año 2011, 2012 y 2015 son los más altos de la curva histórica de producción disponible. El año 2021 comienza con un efecto inercial de la producción y veremos como se desarrolla en los meses siguientes de acuerdo a las diferentes variables que inciden en su comportamiento.
Elaborado por el OCLA con datos de la DNL-MAGyP