Sumado a eso, la falta de eficiencia en las diferentes etapas de la crianza –recría no hace más que agravar el problema, impidiendo que los rodeos puedan crecer, destaca un trabajo de Veneranda, Filippi y Castelletti, técnicos de la empresa La Sibila.
En un artículo recientemente publicado titulado “A los números: ¿Cuándo se repaga una vaca en el tambo?”, se demostró con datos y costos locales el flujo de fondos de una vaquillona. Sorprendentemente el punto de equilibrio (cuando una vaca paga con su leche el costo de su recría) se consigue luego de la tercera lactancia en el mes 64 de vida con producciones promedio de 26 litros de leche diarios y recrías realizadas a corral. Esto nos hace pensar en la importancia de lograr criar terneras que permanezcan en la etapa productiva el tiempo necesario para cubrir sus costos de crianza y luego lograr una cierta rentabilidad para el sistema. En análisis completo se puede ver aquí.
Las consideraciones para tener en cuenta en los sistemas para poder lograr el tiempo de repago de la crianza son varias y van desde el manejo, nutrición, reproducción, confort, sanidad y la genética entre otras. Dentro de estas, la genética juega un rol fundamental, teniendo en cuenta que estamos en la era genómica, donde esta tecnología ahora nos permite lograr un avance más acelerado del mejoramiento genético en los rodeos comerciales.
La incorporación de caracteres directos de salud y de fertilidad últimamente incluidos en las evaluaciones genómicas están logrando generar animales más saludables, fértiles y con mayor vida productiva de las vacas (Vukasinovic y col., 2017).
La utilización de herramientas como las pruebas genómicas y la selección a través de índices que consideren los ingresos y los costos de producción que impactan la rentabilidad de una vaca durante su vida productiva vienen demostrando que es posible llegar al punto de equilibrio en un período de tiempo más corto. Este es el caso puntual del Índice de Bienestar y Rentabilidad de la vaca Lechera cuya sigla es $DWP (Dairy Wellness Profit). Este índice considera tanto los ingresos como los costos productivos de lecherías comerciales.
$DWP se define como la ganancia en dólares de por vida esperada de un animal respecto a la media. $DWP combina los rasgos de bienestar de la vaca y del ternero (mastitis, renguera, metritis, retención de placenta, desplazamiento de abomaso, cetosis, enfermedad respiratoria, la capacidad de sobrevida de los terneros, las enfermedades respiratorias de los terneros y la diarrea de los terneros), rasgos de fertilidad (aborto, mellizos y quistes ováricos) y el valor económico del gen sin cuernos, así como los rasgos de producción, fertilidad, longevidad y tamaño corporal. $DWP expresa más variación genética en comparación con merito neto ($NM), al describir la rentabilidad potencial de un animal debido a rasgos de rendimiento como la producción y reproducción, pero también incorpora el riesgo y el impacto de la enfermedad sobre el potencial de un animal para obtener beneficios de por vida (Di Corce y col., 2020).
Recientemente se publicó un trabajo que validó la utilización del $DWP en rodeos comerciales de USA (Fessenden y col., 2020). La rentabilidad a lo largo de la vida productiva en vacas lecheras y la capacidad del índice $DWP en la identificación de animales con mayor viabilidad, productividad y rentabilidad se muestra en el gráfico 2. Las terneras en el cuartil superior (mejor 25% de $DWP) comparadas con las del cuartil inferior (peor 25% $DWP), llegaron al punto de equilibrio en promedio 8 meses antes (43 meses vs 51 meses). Esto fue debido a que varias vacas del cuartil inferior no completaron sus lactancias por problemas de salud o muerte, y a menor producción de leche promedio en su vida productiva.
Concluyendo es clave considerar a la genética dentro de los sistemas productivos utilizando herramientas como la tecnología genómica para tomar decisiones temprano en la vida de las terneras y ser eficientes en la crianza de cual o cuales deberíamos considerar como nuestro núcleo genético y utilizar índices de selección que consideren tanto los gastos como los ingresos de la producción para una mejora de la rentabilidad en los sistemas de producción de nuestros tambos.
Por Dr. Santiago Pérez Wallace y Med. Vet. Diego Romero – Zoetis Animal Genetics – Publicado en el Boletín mensual de ACHA