José Ángel García Zambudio, un exbroker de la City de Londres, ha encontrado su verdadera vocación en los Montes de Toledo. En la finca El Campillo, ubicada en El Robledo (Ciudad Real, España), produce 60.000 kilos de queso al año, un total de 20.000 unidades que requieren el procesamiento de 350.000 litros de leche de cabra y oveja. Su producto ya tiene un gran alcance, con un 40% de las ventas dirigidas a mercados internacionales como Irlanda, Francia y Suiza.
La historia de García Zambudio es un claro ejemplo de reinvención. En 2015, su vida transcurría en Londres, donde trabajaba en el sector financiero. Sin embargo, un llamado de su padre cambiaría su destino. Ricardo García Gómez, empresario de éxito con negocios en telecomunicaciones, hostelería, agricultura, minería y construcción, le pidió que elaborara el mejor queso del mundo, un sueño que siempre había albergado. Decidido a cumplir con el deseo paterno, dejó atrás la vorágine de la City y se trasladó a España para comenzar un proyecto quesero en honor a la tradición familiar.
El esfuerzo ha dado frutos. En los World Cheese Awards, celebrados en noviembre en Viseu (Portugal), la marca Adiano destacó entre más de cinco mil quesos provenientes de cuarenta países. Desde su lanzamiento en 2022, los quesos de García Zambudio han obtenido más de treinta premios, diez de ellos en la última edición del certamen. Su éxito radica en la recuperación de métodos tradicionales, en los que la crianza de los animales desde el respeto se traduce en una materia prima de alta calidad. En 2021, su quesería se convirtió en la primera en España en recibir el certificado de Bienestar Animal otorgado por Aenor.
A pesar del cambio radical en su vida, García Zambudio asegura que no se arrepiente de su decisión. Aunque al principio le costó adaptarse, hoy valora la tranquilidad del campo y la oportunidad de tomar el control de su tiempo. Si bien su familia sigue participando en diferentes sectores empresariales a través del Grupo Castelus, él ha encontrado en la producción quesera su pasión y un punto de encuentro con sus seres queridos.
El éxito de su empresa ha atraído ofertas de compra por parte de grandes grupos alimentarios, pero García Zambudio y su familia han decidido seguir adelante con su visión. De hecho, recientemente han iniciado un nuevo proyecto, Arcano, con el que expandirán su producción a quesos de cabra. Convencido de que los sueños no se venden, sino que se trabajan, continúa apostando por la excelencia y la tradición.
Viviendo entre la ciudad y el campo, García Zambudio disfruta de cada momento con una nueva perspectiva. Su relación con el tiempo ha cambiado: ahora sabe que un buen queso necesita madurar, y esa filosofía la ha llevado a su propia vida. «En la finca, gano años de vida», afirma con convicción, mientras proyecta un futuro en el que sus hijos puedan compartir su amor por la naturaleza y la producción artesanal.
Fuente: Expansion.com