El Llano de Tinajeros: Fuerte apuesta al bienestar animal y a la sustentabilidad

En la provincia de Albacete, a orillas del canal de María Cristina, afluente del río Júcar, se encuentra la explotación agrícola-ganadera El Llano de Tinajeros, socio de Conafe y un ejemplo de gestión empresarial en ganaderías de gran tamaño.

El Llano de Tinajeros  cuenta con casi 950 vacas en producción y cerca de 1.700 cabezas de ganado vacuno en total. Hoy, 50 años después de su fundación, Gabriel Lodares regenta la granja que fundó su padre apostando por una gestión económica y medioambiental sostenible, por el bienestar de sus animales y por la fijación de empleo en el entorno de la comarca de Los Llanos.

Este año, El Llano de Tinajeros cumple la cifra redonda de 50 años desde su fundación. Una explotación agrícola-ganadera fundada por Gabriel Lodares padre en 1971, y que hoy Gabriel Lodares hijo la ha convertido en una de las ganaderías de vacuno de leche de mayor tamaño a nivel nacional, con casi 950 vacas en producción y cerca de 1.700 animales, que concilian con la parte agrícola y el trabajo con unas 4.000 ovejas destinadas a la producción de queso manchego.

 “El origen de la ganadería está en dos aviones de vacas que vinieron de Canadá, con unos 70 animales por avión. A partir de ahí fuimos aumentado el tamaño por crecimiento natural básicamente. Hasta que en el año 1992 se incorpora un socio, se amplía la granja con la absorción de alguna ganadería de la zona y con ese crecimiento llegamos casi a las 900 vacas que hubo hacia el año 2005, cuando finalmente compramos la parte de este socio y nos convertimos en una sociedad familiar independiente, teniendo que vender una parte de la cuota y de las vacas para en la actualidad volver a tener 950 animales adultos”, resume Gabriel Lodares, hoy propietario al 100% de esta ganadería de segunda generación.

Tras el fallecimiento de su padre a inicios de los 90, Gabriel se incorpora con poco más de 24 años a la explotación agrícola-ganadera. “La ayuda del personal con el que empezó mi padre ha sido fundamental. Algunos ya jubilados y otros como Jorge (actual gerente), que lleva 46 años con nosotros y aquí sigue. Otros que están todavía son Enrique, José Antonio, Mila…”, destaca agradecido.

Pero El Llano de Tinajeros no se dedica exclusivamente al vacuno lechero. “Esta es una explotación agrícola-ganadera o ganadera-agrícola, llámala como quieras en la actualidad”, apunta Gabriel, que subraya cómo su padre fue “un visionario para los tiempos que corrían” a inicios de los años 70.

“A mi padre le encantaba la ganadería, pero no tenía ninguna experiencia en vacas. Tenía experiencia en lo que llamaban la escobas de las fincas, que eran las ovejas en La Mancha. Pero estaba muy interesado en integrar el negocio agrícola y el ganadero para obtener la máxima rentabilidad, su trazabilidad y control. Por ello fue incorporando ganadería al campo”, explica.

La ganadería, por tanto, se inició en el mismo lugar en el que permanece todavía, aunque haya aumentado sus dimensiones de forma exponencial. “Ahora, en primavera, tenemos 880 vacas en ordeño, unas 70 secas y el resto recría; desde un día hasta el parto –con aproximadamente 23,5 meses de edad- hay unas 890. Aunque el censo varía todos los días porque todos los días nacen o a veces se producen bajas”, apunta.

La granja la componen dos instalaciones separadas por 500 metros. En la primera se encuentran las vacas adultas y las novillas jóvenes. En la segunda granja, “la de arriba”, se encuentran novillas antes de la inseminación y novillas diagnosticadas como positivas. Todos los meses se suben y se bajan animales dependiendo de su estado y su edad.

Actualmente las vacas en producción están todas en cubículos divididas en ocho parques en los que cabrían casi 1.000 vacas, por lo que el octavo parque solamente se usa en momentos de más densidad, mientras está pendiente de una reforma para mejorar su ventilación como hicieron con otros parques antes. Pero en su origen las instalaciones de la explotación ganadera de vacuno lechero nacieron como parques abiertos para 250-300 animales. Y algunos de esos parques se convirtieron en naves de cubículos en los años 90 para las vacas en producción.

“Las novillas y vacas secas, todo lo que no sean animales en producción, están en patios abiertos, como estaban en origen. No necesariamente en cama caliente, puesto que son patios muy grandes y se les refuerza con una cierta cantidad de cama en las épocas más incómodas del invierno, pero el resto del tiempo tienen espacio suficiente para estar cómodamente tumbadas donde quieran”, explica.

Solamente las vacas de leche están en cubículos. Además desde el año 2012-2013 hicieron la transición de rellenar los cubículos del compost seco de las propias vacas en vez de arena. Y hay naves en las que han subido el techo y renovado los cubículos, reforma que pretenden extender a la totalidad de las naves destinadas a animales en producción, pero el gran problema de hacer obras con los animales en la granja es el estrés con la consiguiente caída de producción.

Por su parte, la sala de ordeño se cambió en el año 1994 por una doble 24. Anteriormente tenían dos salas paralelas, dos dobles 12, “muy estrechas, muy pequeñas”, que según Gabriel “ya estaban obsoletas”. “La actual fue una sala revolucionaria para la época, de acero inoxidable y la primera sala SURGE que se montó en España. Seguimos trabajando con ella, aunque con todas las modificaciones que se han hecho posteriormente, claro”, señala el propietario.

Se hacen 3 ordeños: a las 4 de la mañana, a las 12 del mediodía y a las 8 de la tarde. La sala está ordeñando 870 vacas, por lo que la sala rinde 200 vacas a la hora con dos personas. En 4 horas y media en cada turno, dos personas resuelven el ordeño y la limpieza.

La plantilla de trabajadores destinados exclusivamente a la vaquería asciende a 20 personas, incluida la oficina. Y a la vaquería se dedican al año y en exclusiva en torno a 180 hectáreas de la explotación agrícola, que tiene un total de 550 hectáreas de regadío. Al tratarse de una explotación agrícola-ganadera mixta, la finca requiere su personal independiente y maquinaria personalizada para los trabajos agrícolas. De modo que en el campo trabajan exclusivamente un ingeniero y tres empleados.

“En las 550 hectáreas se cultiva forraje de invierno- avena y triticale-, forraje de verano- maíz; que tiene el destino de silo de maíz o pastone, o en algunos casos si no se llega a pastone, maíz seco; trigo de alta proteína, adormidera y colza y alguna parcela con destino a ajos en arrendamiento. La rotación de cultivos es fundamental. De la propia explotación se aprovecha la paja y a veces algo de avena forrajera. Los forrajes son 100% procedentes de la propia finca. La granja produce en torno a 7 millones de kilos de silo de primavera, avena y triticale; y 7 millones de kilos de silo de maíz. Con esos 14 millones de kilos hacen todo el forraje de vacas y novillas de la explotación. El 40% de las necesidades de consumo de maíz proviene de la finca y una parte de la paja blanca también. La paja de maíz se aprovecha para cama, la paja de cereal se aprovecha para alimentación animal y todo lo demás se compra fuera.

 “El bienestar animal es una razón de ser de esta granja”

“El bienestar animal es una razón de ser de esta granja y es algo que tenemos en la conciencia desde el principio” recalca Gabriel. Aparte, al producir leche para Danone, la empresa les obliga mediante auditorías de bienestar animal a llevarlo a rajatabla y por lo tanto también les guía en cuanto a legislación.

Las medidas empiezan por las terneritas, que están en casetas preparadas para que se toquen entre sí desde que nacen. También comparten espacio lo antes posible y toda su vida de novillas viven en patios abiertos, no en naves pasando su vida en espacios cerrados y pequeños, por lo que cuando llegan a parto son animales que han vivido en semilibertad. A partir de ese momento, se preocupan por el máximo cuidado de los patios; la limpieza frecuente de cubículos; que tengan sus camas lo más cómodas posibles, rellenas con compost; el suelo de goma en la sala de espera del ordeño; numerosos bebederos cada pocos metros y ventiladores –“aunque los veranos son calurosos pero secos y eso para el ganado es una ventaja”, apunta Gabriel-. Además, recientemente hicieron una nave con cama caliente a la que trasladan a los animales con dificultades de adaptación o problemas de salud de cualquier tipo para recuperarlos lo antes posible, son entre otras las medidas de bienestar adoptadas.

Organización de los animales

Los animales, en cuanto pasan a estar secos, vuelven a salir otra vez a patio abierto; pasan el período de secos de nuevo en patio abierto, y vuelven a entrar en cubículos después del parto. En cuanto a la gestión diaria, mover los animales y molestarles lo menos posible. “Tenemos un separador y un equipo de gente que hace la faena de movimiento y gestión desde que los animales salen de la sala de ordeño hasta que termina el ordeño de la mañana. Y en cuanto a la gestión de medicamentos o de tratamiento de animales haciéndolo con la conciencia de hacerlo bien y tratar lo menos posible”, añade. Eso a raíz de la incorporación de un veterinario hace 4-5 años llevando muy a rajatabla por qué se trata a cada animal, exactamente qué se le pone y por qué razón se le está poniendo, el seguimiento de sus resultados. Como consecuencia, una gestión de tratamientos lo más eficaz y menos invasiva posible. “Es muy importante que las novillas tengan espacio para poder comunicarse entre ellas, que saquen las cabezas y se toquen”, apunta. De forma que tras estar en las casetas individuales que se comunican entre sí, pasan un mes de transición en pequeñas zonas comunitarias donde hay 4-5 animales. Ahí pasan un mes de transición, están desde los 3 hasta los 4 meses. Y a partir de entonces van a otros dos parques abiertos a los que llegan con 5 meses y se van con 7 meses. Están dos meses allí, uno en cada parque en la transición de pienso a forraje y finalmente pasan a la granja de arriba con 7 meses, en la que están hasta los 13 meses, que es cuando se bajan a la granja principal para entrar en inseminación. Las novillas al diagnóstico de gestación vuelven a subir hasta el momento previo al parto, que pasan a preparto definitivamente a la granja de abajo, donde ya entran en producción.

El Llano de Tinajeros colabora con CONAFE desde 2012 en el programa I-SAP (recogida de datos de salud podal) y desde 2018 en el proyecto I-SA (recogida de datos sobre patologías de vacas en lactación).

El Llano de Tinajeros colabora con CONAFE desde 2012 en el proyecto I-SAP (un programa de recogida de datos de salud podal en colaboración con los podólogos) y desde 2018 en el proyecto I-SA (un programa de recogida de datos sobre patologías que afectan las vacas a lo largo de la lactación). Los servicios veterinarios, de podología y nutrición los tienen externalizados.

“En las granjas con gran cantidad de animales, dominar la salud podal y llevarla al detalle es complicado. Entonces de esta manera, mensualmente, se repasan todos los animales que pasarán a secas y los que tengan patologías de patas por alguna razón y que previamente no hayamos cuidado nosotros. Porque trabajar con podólogos externos no descuida que tengamos un potro propio y un personal que casi todas las semanas trata en torno a 15 vacas. Pero ellos son más profesionales, lo hacen mucho más rápido y mejor. Y la demostración es que los animales están bien de patas y luego se nota en las auditorías de confort animal en las que tenemos máximas calificaciones en este aspecto porque se lleva al día”, apunta Gabriel.

Los trabajos de salud podal se realizan por tanto con periodicidad mensual y el trabajo de control de gestación y atención a la ganadería se revisa semanalmente con Paco Sebastián, de Cowvet Gestión y Servicios Veterinarios, de Valencia. Y en la elaboración de raciones interviene Paco Sebastián junto con Juan Casas (Tegasa), con el que llevan trabajando 15 años. Tienen ración única en vacas de leche. También les ayuda Emili Calvet en todo lo relacionado con calidad de leche y sanidad de ubres.

Sin datos no hay gestión

“Si no se recogen datos de todo, no hay gestión posible. Compartir datos es algo que tiene que formar parte de nuestra cultura y nuestra forma de ser.”

 “Yo parto de la idea de que si no hay datos no hay gestión posible. Esta explotación agrícola y ganadera toma datos por doquier; compartir datos es algo que tiene que formar parte de nuestra cultura y nuestra forma de ser. Por tanto, entregar y obtener datos es muy importante porque aunque en ocasiones no se utilicen porque no interese hacerlo en ese momento, sí hay momentos en los que vuelves para atrás, consultas e incorporas nuevos datos a la gestión. Si no tienes datos no puedes funcionar. Por lo cual sí me parece muy importante tener datos y que nos ayuden a la gestión diaria de la explotación incluido el confort animal viendo estadísticas de animales que tienen determinados problemas, viendo el día exacto que aparece el problema, vigilando crecimientos, pesos, salidas, entradas… Todo en esta granja se valora numéricamente”, expone Gabriel.

Por su parte, el forraje que proviene de la propia finca está gestionado con sus medios y su infraestructura independiente de las vacas. No todas las labores agrícolas las hacen ellos mismos. Sin ir más lejos, las máquinas de picado vienen en góndolas desde la provincia de Barcelona dos veces al año.

Por tanto, la gestión de la granja está muy centralizada, aunque “ayudada por los mejores profesionales”. “Con ellos aprendemos todos los días”, agrega.

Para la gestión de residuos y medio ambiente tienen un sistema de separación de sólidos y líquidos para los purines. Los sólidos que no se reutilizan como camas en los cubículos, los venden en su mayor parte y los líquidos los devuelven al campo casi en su totalidad, con el consiguiente ahorro de fertilizantes. En cuanto a los residuos ganaderos disponen de balsas para almacenarlos el tiempo que corresponda cuando no se puedan sacar al campo. Los demás residuos contaminantes están contratados con empresas que los recogen, al igual que los residuos plásticos, cuya recogida ha pasado de ser gratuita a tener que pagar por ella en la adaptación a los tiempos.

Asimismo, en El Llano de Tinajeros se intenta reaprovechar al máximo la energía consumida y, entre otras medidas medioambientales, utilizan energía solar; recuperan el agua caliente proveniente de la refrigeración de las bombas; tienen variadores de velocidad en todas las bombas de vacío; o utilizan el frío proveniente del pozo de agua potable para pre-enfriar la leche. “Intentamos reaprovechar al máximo y utilizar la energía justa”, resume.

«Creceremos lo que nos permitan nuestros clientes. En nuestro caso con Danone, que nos ha permitido un crecimiento controlado.”

 “Crecer por crecer es ridículo. Creceremos lo que nos permitan nuestros clientes. Hay que crecer siempre que vayamos de acuerdo y así lo tenemos establecido, en nuestro caso con Danone, que nos ha permitido un crecimiento controlado”, subraya Gabriel, que añade que en este momento la granja sigue disponiendo de espacio para más ganado y que los terrenos son en propiedad.

Precisamente con Danone llevan unos 25 años trabajando. Desde 1994-1995 aproximadamente. Una longeva relación en el tiempo con la que han crecido recogiendo diversos premios a la gestión empresarial, así como una última distinción obtenida en 2021 por su agricultura regenerativa, con la que Danone les reconoce de dónde proviene el alimento que consumen sus vacas. “Y que demuestra que somos una finca que trata el suelo con respeto para la alimentación de nuestros animales”, expone orgulloso Gabriel.

Aunque ya no participan, durante muchos años El Llano de Tinajeros también tuvo mucho éxito en los concursos de raza frisona. “Nuestro socio era muy aficionado y fueron unos años en los que a los premios se les daba mucha importancia. Si te gustan los concursos, es lo más bonito del mundo y fue una etapa a la que estoy muy agradecido porque aprendí mucho y me ayudó a conocer el sector porque yo no provenía de él. Pero ya es una etapa pasada en nuestro caso”, explica.

Mientras el rebaño “esté en crecimiento”, en El Llano de Tinajeros no se plantean genotipar la granja a corto plazo, aunque sí tienen muy claro el gran valor de la genética, que utilizan para seleccionar los animales y destinar a carne los que resulten menos productivos.

 “Hace un tiempo los objetivos de selección en genética consistían en mejorar patas y ubres para aumentar longevidad y producción y con eso se suponía que íbamos a conseguirlo todo. Pero ese sistema de valoración genética ha cambiado. Ahora se busca un conjunto equilibrado, siguiendo la moda de las siglas. Nosotros buscamos un equilibrio en los animales, menos grandes, preñez, longevidad, con grasa y proteína”, explica.

Precisamente por la afición histórica que El Llano de Tinajeros ha tenido por los concursos de raza frisona, cuidando durante muchos años la morfología de los animales, en la granja se observan de manera inmediata los pocos animales que no están en el rango medio y en esos pocos casos tratan de contar con ellos lo menos posible, “y desde luego no como futura madre”. “Cuando la genética lleva en casa tanto tiempo, la uniformidad de los animales es palpable”, añade.

Producción de leche

En cuanto a la producción, el dato al que atienden en El Llano de Tinajeros es el de litros por vaca y año. “La producción por vaca y día no significa gran cosa porque la primavera y el verano dan datos muy distintos. Estamos en 12.100 litros por vaca al año, que considero que es la media indicativa de la realidad de la granja”, afirma Gabriel, que añade que su contrato con Danone atiende al sistema de margen sobre costes, con los pertinentes pluses por objetivos de grasa y proteína.

Para la recogida de la leche disponen de dos depósitos de 33.000 litros y un depósito de 9.000 litros hechos a medida por Parcisa, una empresa de Villarobledo que hace los depósitos de la mayoría de tanques de camiones de recogida de leche. “Producimos actualmente 35.500 litros al día, es el pico de la primavera”, añade.

El Llano de Tinajeros es una ganadería que no provisiona ayudas de gobiernos ni organismos para su crecimiento y actualización ya que en su caso nunca han podido optar a este tipo de ayudas por las dimensiones de la explotación. Evidentemente sí tiene ayudas provenientes de la Pac, las cuales en su mayoría van destinadas a reinversión. “En mi caso únicamente he contado con la ayuda de la gente que estaba ya con mi padre y que siguen estando todavía. Y he aprendido con ellos. A ellos les debe mi familia estar donde está. Y también he aprendido a tortas, esa es la realidad”, señala agradecido.

También cuentan con el apoyo y el trabajo de las asociaciones. “Pertenecemos a AFRICAMA y a CONAFE en la parte ganadera. A European Landowners Organization (ELO) y a ASAJA para la rama agrícola. Y también a FEDA, la Confederación de Empresarios de Albacete”, apunta.

Hablamos también de una clara tendencia de crecimiento de las explotaciones ganaderas, que entiende que llega por la obligación de adaptarse “a una situación en la que no se reconoce el valor de los productos que se están produciendo”. “La leche está banalizada, pero si la leche tuviera un precio adecuado las granjas más pequeñas subsistirían, pero no lo tiene, y al tener libertad de importación y exportación de productos de manera casi mundial, pues es muy difícil subsistir si no tienes una dimensión adecuada, lo que pasa es que la dimensión adecuada nunca para de crecer”, añade Gabriel desde su propia experiencia.

No obstante, no pretende ser pesimista, sino realista con las perspectiva del sector. En su opinión, las ganaderías pequeñas que puedan gestionarse siendo una empresa puramente familiar podrán subsistir con sacrificios. Y las grandes podrán funcionar por escala de costes y mejoras de gestión. “Desde mi punto de vista, los que salen perdiendo son los que están entre medias”, indica al respecto.

Perspectivas de futuro y relevo generacional

Con una formación como economista, cumplidos sus 54 años y con tres hijos en edad de estudiar, dos al inicio de sus carreras universitarias y otro todavía en la etapa escolar, Gabriel no ve todavía cerca un posible relevo generacional. “No sé qué será de ellos todavía. Si les gusta y se van a incorporar se verá con el tiempo, pero yo quiero dejarles libertad de elección”, apunta.

Lo que sí reconoce es que “lo que no es rentable no es atractivo” y que parece que a la gente joven le cuesta incorporarse al sector agrícola y ganadero, cuyo trabajo y mérito no se valora en su justa medida, ya que “el consumidor da por hecho que la seguridad alimentaria se tiene porque sí, caída del cielo”. Algo que observan por la dificultad de encontrar gente. “Pero en El Llano de Tinajeros tenemos gente, tenemos base, territorio, apego al territorio, y nuestros empleados nacionales y extranjeros están dando su trabajo por nosotros”, concluye con optimismo.

Fuente: Revista Frisona – España ( www.revistafrisona.com )

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