En muchos establos, la bioseguridad es prácticamente inexistente. Cualquier persona que llegue puede meterse, ya sea a pie o en su propio vehículo, hasta el interior de las instalaciones, hasta la orilla misma de los corrales de las vacas o de las casetas de las becerras.
Algunos empleados tienen sus propias vacas en sus domicilios familiares y se presentan a trabajar con las mismas ropas que usaron para atender su propio ganado. Es frecuente, en estas granjas, encontrar toda clase de visitantes, desde vendedores de medicinas e insumos veterinarios que han visitado previamente numerosos establos el mismo día, hasta personas que se presentan sin previo aviso, bajo muchos otros pretextos, cobradores, prestadores de servicios y hasta el turista ocasional que sólo ha entrado a curiosear.
Los ganaderos productores de leche deben estar conscientes de que todas estas facilidades para el acceso a sus establos, representan un peligro permanente para la salud y productividad de sus hatos. Es por eso que la primera medida de bioseguridad que debe imponerse es restringir la entrada de todas las personas y vehículos ajenos al establo al interior de los corrales.
El siguiente paso mínimo es obligar a todas las personas, empleados o visitantes, que vayan a tener acceso al área de las instalaciones del ganado (incluyendo sala de ordeño y pasillos), a ponerse botas limpias de hule (las botas desechables de plástico no sirven, se rompen fácilmente) que les deben proporcionar en el mismo establo. Todas las demás personas y vehículos que ingresen al establo no deben pasar de una cierta área límite, al pie de las oficinas. Esto también debe aplicarse a las áreas de embarque de ganado de desecho y de descarga de insumos en la bodega de alimentos. En muchos establos, las oficinas están en el centro mismo de los corrales del ganado, casi siempre con acceso directo o a un lado de la sala de ordeño.
Es preferible que los empleados tengan un área separada en la que se quitan la ropa de calle y se ponen la ropa y las botas con las que van a trabajar. Incluso, en algunas partes, les proporcionan ropa desechable a los visitantes ocasionales.
Tome en cuenta que los vados y las aspersiones con desinfectante para las llantas de los vehículos y/o para el calzado de las personas, no tienen ninguna eficacia, ya que los principios activos de estos productos se inactivan en presencia de materia orgánica. Es mejor impedir el acceso a los corrales a personas que no se pongan botas de hule limpias proporcionadas por el mismo establo.
El tercer paso, e igualmente importante, es hacer que todas las personas empleados, trabajadores externos y asesores, que vayan a tener contacto con el ganado, se pongan guantes desechables de nitrilo. El uso de guantes desechables es crítico para ciertas operaciones como manejo y alimentación de becerras, asistencia en el parto y, sobre todo, para el ordeño y manejo del equipo de ordeño, y preservación de la leche.
En resumen, hasta en los establos más pequeños los tres pasos iniciales mínimos de bioseguridad, que son fáciles de aplicar son:
1.- Restringir la entrada de personas y vehículos ajenos al establo.
2.- Ponerse botas limpias de hule para ingresar a las instalaciones del ganado.
3.- Usar guantes desechables de nitrilo para el manejo y tratamientos de los animales, y para el ordeño.
Por: Redacción Hoard’s Dairyman