El impacto sobre el sector lechero fue importante en el hemisferio norte, donde la crisis de mercado y derrumbe de precios les cayó justo en la cúspide de su producción, como el caso de Estados Unidos donde vimos como tiraban leche e implementaban medidas para reducir la producción. Para el caso de Argentina, la situación fue distinta ya que nos agarró en el valle de producción (ver gráfico Evolución de la producción*) por lo que para cuando llegue nuestro pico de producción (sep-oct-nov) la cuarentena habrá terminado, y estaremos analizando el impacto sobre ingresos/consumo, pero aliviados por un mercado externo de nivel muy distinto al observado en abril-mayo, al inicio de la crisis.
En un principio (abril-mayo) se hablaba de bajar precio al productor, en especial de firmas con mayor volumen exportado sobre su recibo, pero el resto no acompañó y los precios se mantuvieron. Ahora, habiendo una mejora del 22,5% para los valores de la leche en polvo entera (LPE) proyectados para primavera en julio versus mayo, cambió fuertemente la expectativa. Poniendo un piso de 3.000 US$/ton y un tipo de cambio de 80$/US$ se podría pagar más de 20 $/lt.
Las exportaciones de lácteos argentinos muestran una estacionalidad, pero mantienen una base importante de 15.000 toneladas/mes. Es de esperar que encontraremos destino para nuestros excedentes 2020 que serán mayores a los del 2019.
Como conclusión del análisis se deduce que le demanda de leche se mantendrá activa y que serían esperables incrementos de los precios de la leche al productor desde julio/agosto en adelante.
Fuente: Marcos Snyder – Dairylando