La generación de la confianza, el desafío que viene

Después del COVID-19, la clave es iniciar el cambio necesario y reconstruir la confianza para las inversiones.

Todavía sin superar la pandemia y avanzando con la cosecha de la actual campaña agrícola 19/20, vemos resultados variables según zonas, pero en general se han mantenido los rendimientos en el promedio o ligeramente por arriba de los últimos años. Así podremos pensar en una producción total cercana a los 134-136 millones de toneladas, que generarían un ingreso de divisas por exportaciones del complejo granario de casi 28-30 mil millones de dólares.

La pregunta que todos deberíamos hacernos es:
¿Esto puede repetirse o incrementarse para las próximas campañas?¿Estamos con capacidad para lograr aumentos de producción significativos, sustentablemente y hacerlo además agregando valor?

La tendencia de crecimiento de área sembrada en Argentina sobre un promedio de 35,5 millones de has de los últimos 10 años, es solo del 0,6% anual frente a una tasa de crecimiento del 2% anual en los últimos 20 años. Estamos estancados entre 35 y 37 millones de has sembradas y no salimos de allí. Hemos caído significativamente en el área y la producción de soja en Argentina y crecido en Maíz y Trigo, cuando sin dudas podríamos crecer en todos los cultivos.

En las circunstancias económicas actuales, ¿podemos darnos el lujo de no crecer y no aportar más divisas por exportaciones en un momento tan crítico para el país?

Teniendo una presión fiscal, para los que pagan impuestos, casi de las más elevadas del mundo, ¿podemos seguir pensando solo en nuevos impuestos para poder avanzar?

Si alguna posibilidad tiene la Argentina de salir del momento económico actual es sin dudas aumentando la Inversión, la Producción global y las EXPORTACIONES, disminuyendo a la vez el fenomenal déficit fiscal primario que venimos arrastrando desde hace años en el país.

Sin dudas, no ayuda a la idea conceptual de aumento de las Exportaciones, el no participar activamente en las negociaciones, junto al Mercosur, de nuevos acuerdos de libre comercio por iniciarse según ha comunicado Argentina al resto de sus socios hace pocos días. Estos acuerdos contemplan un tiempo prudencial para llegar a los objetivos propuestos de bajas de aranceles y generan cambios positivos en las economías, mejorando el crecimiento y el empleo de los países participantes.

Tampoco ayuda pensar en mayores inversiones y crecimiento si limitamos el financiamiento a quienes retengan o no la venta de lo producido, tratando de mantener el valor ya que la moneda local no se lo permite.

En cuanto a la reducción del déficit, no hay margen para seguir pensando en un aumento de la Presión Fiscal hoy muy elevada para los sectores productivos. Deberíamos pensar sin dudas en una reforma Fiscal que dé lugar a impuestos progresivos (Ingresos netos de las Personas, Ganancias etc.) y elimine los impuestos distorsivos (Ingresos Brutos, Derechos de Exportación, Débitos y Créditos Bancarios etc.) hoy vigentes y responsables de algo más del 30% de la recaudación total (J.Llach 2018 FPC). En forma paralela, por el lado de los ingresos, el control de la evasión fiscal en una economía que está en algo más del 40% en la informalidad, junto a una significativa reducción del gasto público y la eliminación gradual de los subsidios existentes en tarifas y servicios, serán centrales para el logro del objetivo de equilibrio fiscal primario (antes de intereses) propuesto. Es claro que estos cambios no se hacen de un día para otro y que llevarán en algunos casos un mínimo de 3-5 años obtener resultados, pero es fundamental INICIAR los cambios y regenerar la CONFIANZA para que aquellos que invierten en actividades productivas vean la puesta en marcha de nuevas políticas que promuevan el crecimiento y el empleo formal.

En el Seminario de la FPC en 2017 planteamos en la proyección de producción agrícola al 2027 alcanzar 160 millones de Tn de granos, logrados a partir de una siembra de 39 millones de Has más el doble cultivo. Ello implicaba poder exportar por un valor total aproximado de 40-42 mil millones de dólares (granos, harinas, aceites y biocombustibles) sobre la base de un precio FOB promedio de 350 dólares, en lugar de los casi 300 dólares actuales. Esto es lo que se lograría manteniendo el actual portfolio de exportaciones granarias.

Estimación de Saldo Exportable e Ingreso de Divisas al 2027 (Mayo 2017)

Estimación de Saldo Exportable e Ingreso de Divisas al 2027 (Mayo 2017)

Si en forma simultánea transformáramos más granos forrajeros y harinas proteicas en carnes por ejemplo, (pollo-cerdos y carne vacuna) y lácteos, se sumarían así a los 40-42 mil millones en poco tiempo algo más de 5-6 mil millones de dólares adicionales por exportaciones (3.5-4 mil millones de Carne Vacuna, 0,6-0,7 mil millones de carne aviar y 1 mil millones de lácteos). Esto implica lograr exportar 1 millón de Tn de carne vacuna, 500 mil Tn de carne aviar y aproximadamente 350 mil tn de lácteos, cifras totalmente alcanzables en un corto plazo en función de la actual capacidad instalada. Aquí es donde debemos considerar no solo el ingreso de divisas por exportaciones sino la Generación de Empleos formales.

¿Qué tiene que pasar en el país para iniciar esta etapa de crecimiento?

Es necesario el diseño de un país de largo plazo, que nos lleva a ser un país por excelencia productor y exportador de alimentos de calidad y con distinto nivel de valor agregado. A ello se sumarán seguramente exportaciones de energía, manufacturas industriales, servicios y tecnología del conocimiento etc., completando la realidad de un país fuertemente exportador más que uno que mira solo el mercado interno. Es importante aclarar que el mercado interno se cubre holgadamente con un 50-55% del total de alimentos producidos actualmente, por lo que aumentos futuros de producción tienen fundamentalmente destino de mayores exportaciones.

Contar con una macroeconomía estable es la posibilidad de poder diseñar proyectos productivos de largo plazo y agregado de valor, que mejoren la generación de empleo en cantidad y calidad. La atención en el equilibrio fiscal de las cuentas públicas y el planteo de una reforma fiscal y laboral que promueva impuestos progresivos, la equidad entre los contribuyentes y disminuya la evasión actual, son elementos centrales a tener en cuenta para aquellos que quieran realizar inversiones.

Repensar la política fiscal y de financiamiento hacia medianos y grandes contribuyentes como nuevo camino, para lograr el objetivo planteado en el 2017 de 160 millones de Tn de producción de granos.

En síntesis, se debe lograr volver a generar CONFIANZA en el país y sus instituciones, de forma tal que se regeneren los flujos internos y externos de inversiones productivas pensadas para el largo plazo.

Autor: Ing. Gustavo Oliverio, Asesor y Coordinador de Proyectos en FPC

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