La importancia de los indicadores económicos-técnicos en la gestión de los tambos

Con el incremento actual de los costes de producción, sobre todo los de la alimentación, ¿qué parámetros técnicoeconómicos debo controlar para tomar las decisiones correctas y no perder rentabilidad en mi ganadería?

En el contexto del mercado lácteo actual se revela más necesario que nunca la observancia y control de aquellos indicadores que nos ayuden a gestionar las explotaciones lecheras con criterios económicos y técnicos (por este orden) para alcanzar los objetivos de rentabilidad económica y sostenibilidad en el tiempo que toda empresa necesita.

No existe un único parámetro que nos marque inequívocamente la línea de trabajo más eficiente a seguir, si no que tenemos que analizar un amplio conjunto de ellos que nos orienten en la toma de decisiones que hagamos a corto, medio y largo plazo. Para abordar con menor esfuerzo el análisis de la gran cantidad de datos que hoy en día está disponibles en la mayoría de las explotaciones, dividiremos en cuatro bloques las áreas e indicadores a controlar:

1.- Áreas Globales de la explotación

2.- Indicadores Específicos de cada área de gestión

3.- Objetivos Particulares para cada explotación concreta

4.- Detección y análisis de los Costes Ocultos que estén presentes la explotación

Base genética del rebaño lechero

Es el punto de partida sobre el cual se asientan los demás factores productivos de la explotación. Nos ofrece un potencial que podemos hacer efectivo y también un tope que tenemos que tener en cuenta en nuestras expectativas.

Con las herramientas actuales (semen sexado, transplante embrionario, genómica, etc.) el progreso genético nos permite avanzar mucho más rápidamente a la hora de recoger las mejoras productivas, acortando mucho los plazos en la materialización de la inversión que hagamos en este capítulo, tanto en los índices productivos (kilos de leche, sólidos lácteos, etc.) como en los funcionales (longevidad, persistencia de la lactación, etc.).

Bienestar animal y manejo de los animales

Esta área adquiere mayor importancia cuanto mayor sea el nivel productivo alcanzable, pues puede permitir expresarlo o por el contrario puede suponer una seria merma de los rendimientos. Algunos ejemplos clarificadores: a) Cuando los animales sufren estrés de cualquier tipo (sobrepoblación, calor y/o humedad excesivas, frío, etc.) producen una respuesta fisiológica que, entre otras consecuencias, reduce el flujo sanguíneo hacia intestino y se aumenta la permeabilidad de la barrera de esa mucosa intestinal favoreciendo la infiltración de patógenos y sus metabolitos, lo que desencadena una respuesta inmunitaria intensa que consume una gran cantidad de nutrientes (fundamentalmente glucosa y aminoácidos). Esa priorización de nutrientes hacia la respuesta inmunológica reduce el aporte de los mismos a la glándula mamaria con la consiguiente merma de su producción de leche.

b) Además, el cortisol liberado en las situaciones de estrés favorece una mayor producción de leptina (hormona que reduce el apetito), con lo cual se aumenta aún más el balance nutricional negativo.

c) Por otro lado, cuando hay una sobrepoblación alta en el establo (> 20%), las vacas priman el tiempo de descanso a expensas de reducir la ingesta. Consecuentemente, se producirán después picos de ingesta excesiva en los momentos que tienen la oportunidad de comer con las consecuencias asociadas en los desequilibrios de los parámetros ruminales.

Instalaciones ganaderas

En el diseño inicial de cualquier instalación de producción láctea deben tenerse en cuenta las necesidades reales de superficie, volumen, agua, pasillos, renovación de aire, etc., de la carga ganadera que se pretende gestionar en la misma. Cualquier error de cálculo que reduzca alguno de esos parámetros acarreará las consecuentes mermas productivas y económicas. Siempre.

En cuanto a la adaptación de instalaciones antiguas para otro tipo de manejos (naves viejas de lactación reutilizadas para recría, estabulaciones anteriores readaptadas para robots, etc.) se deberá contar con asesoramiento técnico especializado para evitar cometer los graves errores que se ven frecuentemente cuando se acometen reformas que nunca darán buen resultado funcional, productivo ni económico. En bastantes ocasiones es más rentable optar por obras nuevas cuya mejora en la eficiencia productiva paga con creces el sobrecoste de la inversión en un corto plazo de tiempo.

Salud

Entendida en todas sus facetas (Estatus sanitario adecuado de los animales en cada fase productiva, salud podal, salud mamaria, reproductiva, etc.), marcará el desempeño en la producción lechera que alcance el rebaño, estando interrelacionados muy estrechamente todos eses factores de manera que unos bajos índices técnicos en cualquiera de ellos arrastrará a la baja la eficiencia de todas las demás áreas implicadas.

Alimentación

a) Nutrición. Siendo el capítulo de mayor gasto en la explotación, su gestión requiere el empleo de programas de racionamiento moderno y dinámico que ayuden a optimizar el retorno de la inversión que se hace diariamente en las explotaciones, apoyándose en análisis correctos de los insumos empleados y disponiendo de datos fiables de los consumos realizados.

b) Gestión de los stocks de forrajes. El cálculo correcto de las existencias presentes en la explotación y la determinación ajustada de las necesidades permitirá elaborar presupuestos (mínimo, anuales) que ayuden a producir esos forrajes con mayor eficiencia, a procesarlos y conservarlos adecuadamente, y a comprarlos (en caso necesario) en los momentos más oportunos del mercado.

Gestión Económico-Técnica

Es el hilo conductor imprescindible de todas las áreas descritas. En frecuentes ocasiones se desarrollan acciones y se acometen trabajos en las ganaderías que tienen escaso o nulo retorno económico y que consumen recursos (materiales, económicos o de mano de obra) que se detraen de otras necesidades prioritarias y que producen severas mermas de productividad, muchas veces no detectadas y generalmente no valoradas correctamente en cuanto a la dimensión de su impacto negativo en la última línea de la cuenta de explotación (siempre llegarán hasta ahí, inexorablemente).

El óptimo técnico y el óptimo económico no siempre coinciden en el mismo punto, por lo que el prisma económico irá siempre por delante de cada propuesta técnica que se desee implementar en cada momento. Cuando no se haga así y el resultado sea negativo, su asiento se debería trasladar (con licencia contable) a un capítulo nuevo de “Caprichos extraordinarios de explotación», y tendría que poder excluirse en la construcción de la cuenta de explotación, pasando directamente a minorar el apartado del beneficio industrial resultante de la ganadería.

INDICADORES ESPECÍFICOS de cada ÁREA DE GESTIÓN

Dentro de la gran cantidad de parámetros y objetivos que habitualmente se tienen al alcance de cualquier explotación láctea hoy en día, destacan aquellos que por su relevancia e impacto en la cuenta de resultados deben ser analizados y utilizados constantemente para la mejora continua.

Índices Nutricionales

Siendo la alimentación el capítulo de gastos más importante, representando entre un 50%-65% según el tipo de explotación que se aborde, sus indicadores y objetivos tienen que ser los primeros que se analicen a la hora de gestionar las ganaderías.

Ingesta de Materia Seca Diaria (IMSD)

Su monitorización en el tiempo nos permite evaluar la consistencia de los planes nutricionales aplicados y poder corregir las desviaciones que nos impidan alcanzar los objetivos marcados.

Eficiencia alimentaria: Litros de leche producidos por cada Kilo de materia seca ingerida

El objetivo marcado comúnmente se sitúa en 1,5 litros de leche producidos/1 Kg MSD. Las desviaciones por encima de este valor indican una buena gestión técnica global de la explotación, pues sólo se alcanza y supera si no hay ningún área con defectos graves (buena reproducción, bienestar animal, calidad alta de forrajes y agua, manejo, etc.).

Esta cifra de referencia nos indica que se usan aproximadamente 650 gramos de MS por cada litro de leche producido. Si se consigue aumentar la producción de los animales, la eficiencia nutricional aumenta con cada litro marginal que logremos producir, necesitándose sólo entre 400 y 450 gramos de MS para ello con lo cual mejoramos un 35 % la Eficiencia alimentaria y un 20 % el ISCA (Ingreso sobre el coste de alimentación) de cada litro marginal producido.

2.1.- Índices Alimentarios.

3.- OBJETIVOS PARTICULARES para cada EXPLOTACIÓN CONCRETA
No hay receta mágica válida para todas las ganaderías lecheras, cada ganadero + sus técnicos + enfoque económico + visión empresarial = definición de los objetivos particulares idóneos y realistas para esa ganadería específica. Si esos objetivos particulares son sometidos a revisión periódica y sistemática por parte de todos esos actores y se van readaptando a las necesidades del mercado que vayan surgiendo, es muy probable que esa ganadería supere mejor que otras las épocas de crisis y que aproveche las fases de bonanza para aumentar su competitividad de futuro en el sector.

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