Los sistemas de producción van evolucionando y es notable el crecimiento de los tambos grandes, con más de 10.000 lt/día, que pasaron del 1% de los productores en 2010 a casi 7% en 2024.
Lo llamativo es que estos tambos grandes, que promedian 19.597 lt/d y crecen a un ritmo de +5,3% anual, pasaron de una participación del 5% al 35% del volumen total de la leche nacional. La contraparte es que los tambos chicos, con menos de 2.000 lt/d, presentan una caída anual de su producción de -4%.
En el siguiente cuadro, publicado por el OCLA, podemos ver el detalle.
Este proceso, de cada vez más y mejor leche proviniendo de tambos grandes promueven el aumento de los sólidos en la totalidad de la leche y va mejorando también la relación GB/P que pasó de 1,07 a 1,10. Esta evolución la podemos ver en el gráfico “Evolución composicional de la leche argentina” y observar cómo la Leche de Referencia (líneas punteadas en el gráfico marcando 3,5% GB y 3,3% P definidas en 2016/17) quedó desactualizada y también su utilidad ya que no representa nada para alguna negociación comercial y complica seriamente cualquier conversión a una equivalencia en litros de leche, ya que los coeficientes de conversión se hicieron considerando esa leche (existencias, exportaciones, ventas al mercado interno, etc.). Recordamos que esta leche se estableció como «referencia» para que figurase su cotización en las liquidaciones de leche y así poder comparar precios entre empresas. Esto nunca se logró básicamente debido al alto nivel de bonificaciones comerciales no tabuladas que promedian 20% a nivel nacional.
En el Outlook de lechería 2024, el director nacional de lechería, Sebastián Alconada, presentó una descripción del perfil de la leche argentina para septiembre 2024 donde observamos la composición de los mal llamados sólidos útiles que responden a la suma del % GB + % P en la leche. Aquí hacemos un resumen del cuadro presentado donde vemos que el 31% de la leche presenta menos de 6,88% SU (Tipos 4 y 5) y el 51,9% de leche con más de 100 mil UFC y más de 600 mil RCS (Tipos D y E) surgen de tambos más chicos:
La necesidad de obtener volumen conspira contra el pago por calidad y la industria procesadora termina utilizando las bonificaciones comerciales (mayormente relacionados con el transporte de leche que no figura en ningún lado) subsidiando la leche inferior.
En el gráfico vemos los valores “merecidos”, según nuestra estimación, por cada tipo de leche en la barra roja y los finalmente percibidos por la materia prima al añadirse una bonificación arbitraria en la barra azul. Mientras la mejor leche (A1-C4) percibe +20% de bonificación para promediar 443,6 $/lt la leche inferior (D y E) percibe +43% de bonificación. Según manifestaron desde la Dirección Nacional de Lechería en el Outlook Lechero 2024 el 79% de las tipificaciones de la leche del Tablero de Control publicado por el SIGLeA se encuentra subsidiada.
La sinergia entre la adopción de tecnologías innovadoras y el enfoque en el bienestar animal está impulsando un crecimiento sostenido en la producción de leche. La incorporación de sistemas automatizados, como sensores de monitoreo, ha optimizado la eficiencia operativa, permitiendo un seguimiento en tiempo real de la salud y productividad de un rodeo de vacas cada vez más grande.
Todos los tambos deben crecer mínimamente un +3% anual para sostener el ritmo del aumento de costos y mantenerse en el negocio. De no lograrlo cada vez les será más difícil amortizar equipos y herramientas para luego complicar mantener los gastos operativos.
Por Marcos Snyder (Dairylando)