La lechería, entre la neutralización del carbono y la licencia social

El impacto ambiental fue el primer tema del segundo día de TodoLáctea 2022, el mayor evento lechero que se desarrolló en el Amerian Park Hotel de Villa María. Hablaron los expertos Alejandro Castillo y Hugo Quattrochi. En el cierre hubo un conversatorio.

En el capítulo 2 de las Jornadas Lecheras Nacionales, Alejandro Castillo, profesor emérito de la Universidad de California, habló sobre los desafíos y oportunidades de la lechería ante el cambio climático.

Existe una evolución propia del planeta, pero también está la acción humana en lo que es la retención de calor en la atmósfera, que científicos consideran como un índice de calentamiento potencial (GWP).

Comenzando por el metano, se exhibió un mapa global desarrollado por la Nasa, donde queda a la vista la generación de este gas, que está muy vinculado con el fracking, el método de extracción de combustibles fósiles, pero con concentraciones muy específicas en China, pero sobre todo en el hemisferio norte. Esto quedó plasmado en la reunión de la que surgió el Acuerdo de Paris, donde China, Estados Unidos, los 28 países de la Unión Europea y la India superan el 50 por ciento de la responsabilidad en el calentamiento global.

Argentina produce menos del uno por ciento del carbono equivalente, sobre el total del planeta.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos detalla las emisiones por sector económico. Sólo el 24 por ciento de carbono equivalente le corresponde al uso agrícola-ganadero de la tierra, los restantes 76 puntos porcentuales corresponden a carbono fósil, derivado de carbón y petróleo, transporte, construcción, industria, electricidad y producción de calor y otras industrias.

Ese 24 por ciento se compone del 44 por ciento de metano (menos de la mitad corresponde a sistemas intensivos de carne y leche), el 29 por ciento de óxido nitroso y el 27 por ciento de anhídrido carbónico.

Las vacas permiten obtener carbono neutro, con el ciclo de la alimentación y el efecto de la fotosíntesis, esto se conoce como carbono biogénico. De esta manera, se puede avanzar a la neutralización del carbono fósil. “Somos la solución, somos una parte importante para resolver este problema del calentamiento global”, aseguró Castillo.

“Se planifica como hacer crecer a los tambos y ordeñar más leche, pero no se tiene en cuenta el manejo del estiércol”, por eso advirtió que existen herramientas como los bonos de carbono, donde un cambio en la estrategia dentro del tambo, permite vender de alguna manera esa reducción de emisiones a quienes siguen contaminando. Eso ya funciona en el mundo y también en nuestro país.

El especialista reconoce que el tema de las emisiones es complejo y es por eso que no hay reacciones y soluciones más rápidas al respecto, es sabido que lo próximo serán grandes regulaciones ambientales.

Castillo hizo un llamado al sector para que sea más proactivo para defender la producción de leche, la nutrición humana, el confort animal, la producción de alimentos y las exportaciones.

Licencia social para producir

En estrecha relación con el planteo anterior, Hugo Quattrocchi, asesor privado de empresas tamberas y representante argentino en el International Farm Comparison Network (IFCN) habló en su exposición sobre “La lechería en la era de la sostenibilidad. Licencia social para producir… ¿Qué podemos aprender de lo que pasa en el mundo?”.

En una forma de legitimar las decisiones de quienes componen a la empresa, en un marco de creencias, percepciones y opiniones de las personas, más allá de lo que la ciencia manifieste.

Las empresas pueden partir de una base de rechazo o alejamiento, se comienza a revertir esa condición cuando se supera el límite de legitimidad y de allí para arriba la construcción de confianza es lo que habilita a la licencia social.

El campo tiene hoy un desafío de pérdida de confianza en algunos consumidores, con una desconexión mayor respecto a lo rural, donde la ciencia intenta reunirlos con el otro extremo que son los productores.

En el mundo hoy se habla de ambiente y bienestar animal como los temas principales en cuanto a la producción agropecuaria.

La crianza de terneros es el punto más sensible en el consumo, por el impacto emocional que tienen los “bebes”, sobre todo si a la hora de comprar son las mujeres quienes toman las decisiones a la hora de comprar. Las guacheras individuales son cuestionadas, por lo tanto muchos avanzan hacia la crianza por pares, para no modificar infraestructura. El consumidor le da importancia a la crianza al pie de la madre.

La presión social hace replantear manejos con animales, con efluentes, e incluso en el uso de fitosanitarios y fertilizantes. Es por eso que muchas empresas o países comienzan a certificar tambos en cuanto a pastoreo y bienestar animal.

Se debe reconstruir la conexión perdida entre agricultores y consumidores. Hay que gestionar la brecha entre lo que las personas piensan qué sucede y lo que sucede.

La construcción de confianza se debe dar a nivel de cadena. Se debe comunicar para educar, pero con el cuidado de mensajes bien dados.

La licencia social para producir se transforma en un riesgo adicional. Hay que conjugar lo técnicamente deseable con lo socialmente aceptable. Cambiar las formas de trabajar, no necesariamente representa un costo mayor.

Generar puentes es fundamental para poder encaminar la construcción de confianza, siempre basado en la comunicación eficiente.

Por Elida Thiery – Especial para Boletín Sustentable – TodoLecheria

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