La lupa sobre las enfermedades metabólicas

Un adecuado manejo del periodo de transición en la vaca lechera genera beneficios productivos y reproductivos, y desde luego mejora la economía del planteo productivo.

La etapa de transición en la vaca lechera se caracteriza por importantes cambios fisiológicos y metabólicos. Ocasiona el aumento sostenido de los requerimientos energéticos y, por lo tanto, demanda una adecuación preferencial del manejo. Esto redunda en beneficios económico-productivos y sobre el desempeño reproductivo posterior de la vaca, además de prevenir enfermedades metabólicas.

Ocurre que, combinado con la disminución del consumo voluntario de materia seca, se provoca un balance energético negativo (BEN). La vaca llega al periparto comiendo casi la mitad de lo que come una hembra en producción, consumo que luego del parto debe recuperarse lo más rápido posible. Así, existe una adaptación metabólica y las vacas movilizan reservas de grasa corporal y aumentan los niveles sanguíneos de ácidos grasos no esterificados (AGNE).

Hablemos de Cetosis

Los AGNE son metabolizados por el hígado, donde se oxidan de manera parcial y  consecuentemente forman cuerpos cetónicos; cuando aumentan en sangre por encima de 1,2 mM/l, la vaca entra en cetosis subclínica; si sobrepasan los 3 mM/l, su cuadro es considerado cetosis clínica. Este estado metabólico ocasiona en la vaca lechera reducción del consumo, de la producción láctea y pérdida de peso.

Los AGNE además pueden reesterificarse en triglicéridos (TG). El hígado posee una capacidad limitada para exportar TG mediante la formación de VLDL (lipoproteínas de baja densidad), por lo que estos TG se acumulan, produciendo “hígado graso”. Esta limitación estaría causada por un déficit en la síntesis de fosfatidilcolina (FC) hepática, debido a que la FC es un componente crítico de las VDLD. Siempre que exista un aumento en la necesidad de movilizar TG desde el hígado, habrá un aumento en los requerimientos de FC.

Prevención

El periodo de transición es la etapa más estresante del ciclo productivo de una vaca lechera. Además del BEN y sus posibles consecuencias (cetosis e hígado graso), existen otras patologías frecuentes en esta etapa, como la fiebre de la leche (hipocalcemia puerperal), inmunosupresión, retención de placenta, mastitis, pododermatitis, etc. Es importante comprender las causas de dichas patologías con el fin de evitarlas y minimizar las pérdidas económicas. Su prevención debe orientarse hacia el manejo adecuado de la alimentación: cantidad, calidad y momento y forma de administración. El manejo del comedero y el confort de los animales en esta etapa resultan esenciales para obtener óptimos resultados; esto es, una correcta sanidad y óptima fertilidad subsecuente.

Los eventos alrededor del parto son importantes para el desempeño reproductivo futuro y la evaluación periódica de los mismos ayuda a diagnosticar causas de errores de manejo y corregirlos a tiempo. Esas mediciones deben empezar al secado de la vaca, cuando se puede evaluar la condición o score corporal (CC) y monitorear su evolución.

El estado ideal

La condición corporal óptima en el momento del parto es entre 3 y 3,5 y a los 60 días posteriores al mismo, a veces coincidente con el pico de la lactancia, no debería ser inferior a 2,5. Es fundamental tener en claro estos parámetros.

Por Claudio Glauber – Publicado en Revista Chacra – Agosto 2020

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