La recría: ¿qué errores cometemos en las primeras edades?

La producción láctea actual es un mercado muy ajustado que no permite muchos fallos. El segundo coste de una explotación lechera es la recría y no siempre está bien planificada; todavía no se es consciente del coste que supone realizar una recría deficiente.

La mortalidad de las terneras en los dos primeros meses de vida se asume como algo normal “Alguna siempre se va a morir”, dicen muchos ganaderos. Recriar sale caro, y si se hace mal, sale más caro todavía. De nada sirve invertir en genética si la crianza no se realiza correctamente; gestionar una buena recría permite mejorar el potencial genético de la novilla.

Las novillas representan una oportunidad que permite aumentar la rentabilidad de las explotaciones lecheras. Si conseguimos una recría de alto potencial genético, saludable y con buen tamaño, con un sistema inmunitario fuerte y el máximo desarrollo del parénquima alveolar mamario, conseguiremos adelantar la edad de la primera inseminación a los 12-13 meses y, por tanto, la edad al parto a los 21-22 meses.

 ¿Dónde empieza la recría?
La vaca no debe parir en cuadras o pasillos sucios y húmedos. El parto debe transcurrir en un lugar habilitado para ello, limpio, tranquilo, con disponibilidad de agua y con muy buena cama. El primer contacto de la ternera con el mundo es el suelo y si este está contaminado y lleno de heces, habremos ganado todas las papeletas para que se desarrolle una diarrea por E. coli.

Al administrar grandes volúmenes de leche hay que prestar más atención a la temperatura y tomar medidas para que la leche no enfríe.

Podemos dejar que la vaca lama al ternero. Cada lamido estimula la respiración y la circulación periférica de la ternera. Podemos comparar el lamido con la nalgada que le da el médico a un bebé recién nacido. Por otra parte, incita al ternero a ponerse de pie y además, tiene un efecto beneficioso para la madre al liberar endorfinas al torrente circulatorio, ya que esto le permite reducir el dolor postparto y estimular la bajada de la leche. En caso de que la vaca no pueda efectuar el lamido, debemos ser nosotros quienes realicemos esta acción.

La clave del éxito: el calostro
El calostro es el único alimento que ofrece protección contra virus, bacterias, parásitos y otros organismos causantes de enfermedades. Además, modifica la capacidad de ingesta de alimentos y la eficiencia alimentaria. Todo esto y mucho más es proporcionado por el calostro, y además es gratis!

Tal es la importancia que tiene el calostro que es la línea que marca el futuro de la novilla. El esfuerzo y el tiempo invertido en recoger calostro de calidad, limpio y darlo lo antes posible, a una temperatura adecuada y en la cantidad suficiente hasta que la ternera no quiera más. Esto se verá compensado con creces en todo el desarrollo futuro de la ternera. No existe ninguna acción, ni antes ni después del nacimiento, que pueda sustituir un mal encalostrado. El encalostrado va más allá de la transferencia de inmunidad pasiva.

Si conseguimos hacer un buen encalostrado, habremos cumplido con buena parte de los objetivos de la recría: calidad genética y desarrollo del parénquima mamario, debido a la capacidad del calostro de reactivar y modular genes que van a permanecer a lo largo de la vida del animal; un sistema inmunitario competente, proporcionado por los factores inmunitarios calostrales; y un buen tamaño y salud.

Aun conociendo la importancia del calostro y sabiendo que su calidad es variable, aparatos como el calostrómetro o el refractómetro siguen siendo todavía desconocidos en muchas ganaderías y en la mayoría de las comerciales no están disponibles para su venta.

Para hacer las cosas bien, deberíamos ordeñar a la vaca lo antes posible, lo ideal sería dentro de la primera hora u hora y media después del parto, a partir de ahí, la calidad del calostro empieza a disminuir considerablemente; y medir la calidad. Lo más sencillo y rápido es utilizar un refractómetro (por encima de 22 grados brix se puede decir que el calostro es bueno).

¡Atención a la temperatura! Desde que el calostro sale de la vaca a 38 °C hasta que llega al ternero puede ocurrir que haya bajado la temperatura y esto puede interferir en la transferencia de inmunidad. Es un error que se comete con bastante frecuencia. Se puede calentar al baño maría.

La cantidad es otro punto clave. La capacidad de ingestión de la primera toma de calostro depende de muchos factores (del tamaño del ternero, de la calidad del calostro, de si el parto fue complicado y hay un poco de acidosis…). Si no se desea sondar al animal, en la primera y demás tomas de calostro, deberíamos dar todo lo que el ternero sea capaz de tomar, sin restricción de cantidad. La primera toma debería ser en las dos primeras horas de vida y la siguiente a las ocho horas. Si sobra calostro de primer ordeño, se puede guardar en el refrigerador y utilizarlo en las siguientes tomas.

La leche no es el problema
El resultado que se obtenía eran terneras con muy poco desarrollo. En parte se hacía de este modo porque se creía que la leche era una causa de diarreas. Afortunadamente, hoy se sabe que la leche no es el problema y que tener un rumen funcional es importante, pero nunca debe prevalecer sobre el crecimiento. La fase de lactancia permite maximizar el desarrollo y el suministro de nutrientes favorecerá la expresión de respuestas positivas a futuro en cuanto a desarrollo mamario, reproducción y sistema inmunitario. Por lo tanto, en este período crítico del desarrollo en el que se experimentan grandes cambios que están directamente ligados a la futura productividad, es necesario dejar de pensar en litros de leche, tazas de sustituto de leche, botellas, volumen de líquido…y empezar a pensar en las necesidades de energía y proteína que la ternera necesita para poder alcanzar el máximo potencial. Los ganaderos suelen ser demasiado conservadores a la hora de la alimentación de sus terneras (dan muy poca leche), muchas veces por temor a la aparición de diarreas. Así, las terneras crecen demasiado lento y se vuelven más susceptibles a enfermedades; una vez instaurada la enfermedad, merma todavía más el crecimiento y se frena en seco el desarrollo de la ubre.

La temperatura a la que se administra el calostro influye en la absorción del mismo.

En las primeras semanas de vida, la alimentación con leche es la única fuente disponible de energía y nutrientes para la ternera; hasta las 6 semanas otras fuentes de alimentación tienen un papel secundario. La alimentación con leche fija la base para el posterior rendimiento de la ternera y tiene un gran impacto sobre el futuro productivo del animal ya que el desarrollo de la ubre tiene lugar en estas primeras semanas. Por este motvo, una alimentación intensiva y de calidad se verá compensada con creces en el futuro.

La alimentación de las terneras con leche de vaca puede dar muy buenos resultados, se pueden conseguir buenas ganancias medias diarias con un perfil de alimentación adecuado. Si bien es cierto, requiere mucha atención. Generalmente la leche sale del ordeño demasiado fría y si no se calienta bien puede provocar diarrea. Por lo tanto, el termómetro, una vez más, es una herramienta indispensable. La leche de vaca se contamina muy rápido y es un caldo de cultivo que permite la proliferación rápida de bacterias que pueden provocar diarreas, de modo que una vez recogida debe administrarse sin demoras.

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