La vaca del futuro comienza a armarse hoy

El centro de la presentación de Horacio Larrea en las Jornadas Lecheras Argentina 2020 fue un cóctel que reúne a la genética, la calidad y la cantidad de leche en cualquier establecimiento, y es la gestión del tambo.

“La idea es que el productor lechero se mire al espejo y vea un empresario, un emprendedor productivo”, dijo en la transmisión vía streaming que ya alcanzó más de 4.000 asistentes..

Y al margen de la imagen de empresario es operar como tal: trabajar con datos, acopiar información de primera mano, que le permita mejorar los parámetros de su explotación, buscando cada año niveles más altos de eficiencia. “Para ello se debe medir, analizar, corregir y ejecutar. Y esto es para cualquier nivel de escala, sin importar el tamaño que se trate. Los de punta deben mejorar y las pequeñas granjas también pueden crecer en eficiencia”, trazó Horacio Larrea, quien integra la compañía Semex Alliance

Los precios y el mercado de la leche

“Sabemos muy bien que el mercado de la leche tiene una lógica particular y no se puede influir en él pero las cotizaciones de cualquier commodity son independientes de las mejoras que se deben incluir en cualquier negocio. Y una de ellas es la mejora genética, pues solo impacta en el 2% de los costos y su aporte es sustancial a la hora de mejorar la eficiencia y la competitividad”, sostuvo el especialista.

En la estructura de costos de cualquier tambo hay tres cuestiones que se llevan la mayor parte de los egresos: la alimentación, la mano de obra y las necesidades propias de la recría.

El diseño de un programa genético

Cuando se implementa una mejora genética hay que pensar en un mediano y largo plazo, pues sus beneficios se van a integrar como parte de una evolución que no debe ser abandonada, una mejora genética no es un impulso, es un plan. “Se trata de una inversión para mejorar los parámetros de una granja, no debe verse como un gasto. Y si en un momento de crisis abandonamos la mejora o la sustituimos por una genética de menor calidad lo terminaremos pagando más caro luego”, señaló Larrea.

Los desafíos que debemos afrontar

“Pensemos en algo concreto: preñar con buena genética hoy es asegurar la producción de leche para el próximo año”, propone el especialista de Semex Alliance y reafirma la necesidad de que la incorporación de una genética de punta se inscriba en un programa genético general que planee mejoras continuas.

“Hoy tenemos diversas y muy apropiadas herramientas genéticas para mejorar los registros de nuestro establecimiento: se debe tener como objetivo un modelo y de allí construir el camino de la mejora, sin tomar atajos”, reafirmó el especialista.

La introducción de mejora genética en rodeos lecheros ha recorrido un largo camino que comenzó con la genómica y el uso de marcadores genéticos. Luego fue tiempo de la fertilización in vitro y por último el semen sexado, todos con aporte importantes en la selección y diseño de nuevos planteles, con otros registros.

Larrea propuso establecer planillas con registros exhaustivos sobre los individuos que integran un rodeo y a partir de esto tendremos cuatro cuartiles con vacas top, con números propios de una explotación eficiente. Luego un cuartil de vacas que están por encima del promedio y serán un lote a consolidar. Por debajo del promedio tendremos un cuartil y por último el cuarto de vacas con menor performance lechera. Es a partir de contar con esta información que se diseñarán las intervenciones de mejora.

Uno de los parámetros que se desprenden de las estadísticas es el índice de mortandad. Se pudo apreciar que las muertes entre las vacas de menor performance es tres veces superior al del cuartil de punta.

Hay que plantearse una selección continua

Larrea planteó una pregunta retórica. ¿Dónde pongo el acento en el proceso de selección? Y allí nomás se respondió:

– La eficiencia en la conversión es uno de los parámetros a mejorar pues es el que tendrá una influencia directa en la rentabilidad del negocio.

– Otra cuestión directamente relacionada con la eficiencia es la resistencia a las enfermedades Y esto incluye la progresiva eliminación de antibióticos, fase que ya transitan las lecherías de punta en todo el mundo.

“Tenemos que pensar que la vaca del futuro es una vaca conectada, que informa a cada paso, con acciones que nos cuentan sobre ella todo el tiempo, sabemos qué hace y cómo lo realiza. La vaca que buscamos no necesita parir cada 12 meses, no demanda antibióticos ni hormonas y generará cada vez, más energía que la que consume.

Por Osvaldo iachetta – redacción TodoAgro

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