Lácteos Santa María nació en 1981, merced al esfuerzo y convicción de la familia Peiretti. Año tras año exhibe un crecimiento sostenido y está presente en la mesa de los argentinos con diversos productos tales como quesos blandos, semiduros y duros, yogures y cremas.
En la actualidad, la empresa conducida por Liliana Peiretti y sus hijos (ver foto de portada) procesa cerca de 200.000 litros diarios (cifra anualizada), aunque hoy por la fuerte caída de la producción está trabajando muchos menos litros. Sus directivos definieron hacer un gran aporte para los jóvenes estudiantes en TodoLáctea y sumaron un premio de $700.000 para la escuela que logre el segundo lugar. Recordemos que Mastellone Hnos. aportará $1.500.000 para la escuela ganadora de las Olimpíadas Lecheras Nacionales.
Una empresa de bajo perfil, pero de altos valores
Lácteos Santa María, cuya enorme planta industrial está en un predio de 7 hectáreas en el Parque Industrial de San Francisco apunta a “ser una empresa reconocida por satisfacer a nuestros consumidores con lácteos de buena relación calidad-precio y por una inserción respetuosa y amigable en la comunidad y el ambiente”, y su misión es “brindar una alimentación sana y accesible a las familias, llegando a centros de consumo de todo el país y algunos destinos internacionales, promover el desarrollo de la zona de influencia, siendo una fuente productiva y de trabajo para la región”.
Todo comenzó en 1979 en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. El matrimonio Peiretti iniciaba entonces una fábrica en el sector lácteo uno de los más grandes e importantes del país. En aquel entonces la producción de dulce de leche era el objetivo, pero el crecimiento y ritmo de trabajo fue ampliando la gama de productos y los puso de nuevo en la ruta.
Para 1981 los largos caminos y rutas que caracterizan a nuestro país trajeron a la empresa más cerca de la ciudad. Lácteos Santa María llegó entonces a la localidad de Santa Clara de Saguier, pero también el crecimiento obligó a replantear las cosas. «Nos condicionó siempre el espacio por el desarrollo de la fábrica, y cuando no dio para más compramos el terreno en el Parque Industrial de San Francisco», explicó Liliana Peiretti en una nota en La Voz de San Justo.
«No fue fácil porque las empresas lácteas tienen muchas instalaciones, además del personal y nosotros somos una Pyme familiar”, añadió. Durante el período de traslado desde Santa Fe a Córdoba, Liliana perdió a su compañero y socio en la vida y la empresa, pero a pesar de ese duro trance siguió adelante y en la actualidad comparte las jornadas laborales con su familia en la empresa.