Las vacas, ¿comen con las patas?

En un nuevo aporte, el experto argentino Horacio “Hacho” Larrea destaca la frase “las vacas comen con las patas”, muy utilizada por Juan José Mascarenhas. Sucede que el aparato locomotor de la vaca lechera es como un engranaje de relojería que debe funcionar a la perfección

En su Facebook personal, Horacio Larrea, quien es gerente de la unidad de negocios de Semex Alliance, y asesor genético en Argentina y diversas partes del mundo destaca lo siguiente bajo el título “las vacas comen con las patas”:

Esta frase la usaba siempre otro querido profesor, Juan José Mascarenhas, otra de aquellas personas a las que uno le debe tanto, y con quien compartí aquel lluvioso y trágico Palermo de 1986, muriendo solo unas pocas horas después de haber estado juntos en la pista.

Juan José usaba siempre esa frase remarcando la importancia de las patas y los aplomos para que una vaca saludable sea capaz de cosechar su comida y trasladarse de la pastura a la sala de ordeñe dos veces por día, además del impacto que tiene en la reproducción, ya que vacas con problemas en sus patas suelen no tener celos activos, por lo tanto, es más difícil detectar los calores.

Por muchos años pensamos que la selección por patas y pezuñas era más importante para sistemas pastoriles que para modelos intensivos de vacas en encierre, pero luego aprendimos que para vacas confinadas, que no tienen la posibilidad de caminar y ejercitar sus músculos y ligamentos, la salud de sus patas es tanto o más importante que aquellas vacas que caminan a diario, por las exactas mismas razones: una vaca saludable come y produce más, es más fértil y mantiene mejor su estado corporal.

Por lo tanto, el principio de que las vacas comen por las patas rige para ambos modelos.

Pero respecto a las patas, creo que es importante hablar de dos aspectos diferentes, y que para que el texto no se haga tan largo, quiero dividirlo en dos partes. Por un lado hablar de patas y aplomos, y en una segunda parte hablar de movilidad y locomoción.

Hay muchísima bibliografía (y muy didáctica) donde se explica cómo deben ser los aplomos, aunque no hay tanto respecto de locomoción en bovinos.

La descripción de los aplomos ideales nos enseñan cómo debe ser la estructura de aparato locomotor para que «funcione» correctamente, y es muy importante tener presente que los aplomos no son solamente «las patas», ( o los aplomos posteriores) sino que en una vaca lechera las manos ( o aplomos anteriores) son tan importantes como los aplomos posteriores, fundamentalmente en sistemas de confinamiento, donde una vaca que permanece más tiempo parada necesita balancear el peso de su cuerpo en forma diferente y carga más su peso en sus manos, por lo que el aplomo de sus manos es fundamental para que se mantenga parada con comodidad.

El aparato locomotor de la vaca lechera es como un engranaje de relojería que debe funcionar a la perfección para que el animal se traslade con comodidad, por lo que es fundamental que las piezas esten colocadas correctamente, para que puedan sincronizar los movimientos biomecanicos que hacen que una vaca camine, que es lo que llamamos la movilidad de una vaca.

¿Cómo es la estructura correcta?

Tenemos dos fotos que muestran dos aspectos de la conformación (nuevamente las estrellas invitadas son Hailey y James Rose)

En el caso de la foto de James Rose, la líneas amarillas marcan el ángulo de las articulaciones del encuentro (humeroescapular) y de la rodilla ( femorotibiorotuliana), las que ambas deben tener la misma angulación ( entre 90 a 95 grados) para que el animal sincronice sus movimientos: una vaca demasiado ascendente en su cruz va a tener ángulos diferentes entre el tren anterior y el posterior, lo que dificultará la armonía de su movimiento, además de cargar más peso hacia atrás. Una vaca con la articulación coxofemoral demasiado abajo y atrás, tendrá también los mismos problemas.

Pero además en la foto se marcan dos áreas cruciales para el aparato locomotor: por un lado las pezuñas y cuartillas, tanto anteriores como posteriores. El ángulo de la pezuña y la capacidad de flexión de las cuartillas son de vital importancia para los aplomos. Pero otra área FUNDAMENTAL para sostener el aparato locomotor es la espina dorsal: cada vez hay más evidencia científica que marca la importancia de la fortaleza el lomo y del dorso para mantener la estructura de la vaca, lo que veremos especialmente cuando hablemos de locomoción.

Respecto concretamente a la estructura de las patas y manos, los llamados «aplomos correctos» (en realidad se les dice así porque se miden usando una plomada, como los albañiles) son ampliamente conocidos y con muchísimos artículos que los explican muy bien.

Pero nuevamente, para muestra basta un botón, y la archiconocida Hailey nos muestra cuales son los aplomos ideales. Creo que es la vaca con las mejores patas y pezuñas que he visto en mi vida. El ángulo de sus manos y patas son perfectos, vistos de lado, pero fundamentalmente cuando se miran desde atrás, con perfecto paralelismo a nivel de los corvejones. Además, hay que destacarle la calidad de hueso, perfectamente limpio, plano, pero con suficiente sustancia para sostener esa estructura corporal.

Una de las dificultades de evaluar los aplomos es que normalmente las vacas parecen que tuvieran patas curvas al caminar, pero una buena forma práctica de evaluarlos es chequeando la pisada. Cuando una vaca tiene aplomos correctos y sincroniza sus movimientos con buena movilidad, al caminar tenderá a superponer la pisada de su pata de cada lado (derecha o izquierda) con la de mano del mismo lado. Cuando los aplomos son demasiado rectos, la pata se asentará más atrás de la pisada de la mano y cuando sus aplomos sean demasiado curvos, tenderá a apoyar la pata por delante de donde dejó la pisada de la mano. Cuando tenga tendencia a juntar sus corvejones (patisambos) la pisada de la pata estará afuera de la de la mano.

Un detalle importante: independientemente del componente genético, el manejo influye enormemente en la crianza de estos animales y claramente buenas prácticas como el desvasado correctivo en animales jóvenes, cuando aún sus huesos no están tan solidificados, ayudan a corregir problemas de nacimiento, entendiendo en cuanto afecta en el crecimiento defectuoso de la pezuña el hecho que hoy los terneros se crían en sistemas de confinamiento y con pisos muy blandos, que hacen que las pezuñas no se desgastan naturalmente y pueden tener un crecimiento irregular, que puede ser fácilmente corregido.

Continuaremos luego hablando de la parte más interesante de la evaluación de las patas, que es la movilidad y que incluye un abordaje un poco diferente de cómo se evaluaba en el pasado, con el objetivo de entender mejor la funcionalidad de la biomecánica de la vaca lechera.

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