Es claro que para obtener leche de calidad y productos lácteos de calidad es necesario hacer las cosas bien desde el tambo, por ejemplo dimensionando y manteniendo correctamente las instalaciones, el equipamiento, con un sistema de capacitación y entrenamiento permanente del personal y un adecuado control de gestión.
Mejorar en calidad de leche significa ordeñar vacas sanas, bien alimentadas, y obtener un producto libre de olores, sedimentos, sustancias extrañas y que reúna las siguientes características:
1-Cantidad y calidad apropiada de los componentes sólidos (grasa, proteína, lactosa y minerales);
2-Mínima carga microbiana.
3Libre de bacterias causantes de enfermedades (brucelosis, tuberculosis, patógenos de mastitis), y toxinas (sustancias tóxicas) producidas por bacterias u hongos.
4-Libre de residuos químicos e inhibidores.
5-Con un mínimo de células somáticas.
Recordemos que la leche de referencia en Argentina debe tener un contenido de materia grasa de 3,5 gramos cada 100 centímetros cúbicos (3,5%), un contenido de proteína de 3,3 gramos cada 100 centímetros cúbicos, menos de 400 mil células somáticas por centímetro cúbico, menos de 100 mil bacterias totales cada centímetro cúbico de leche, provenir de tambos oficialmente libres de Brucelosis y Tuberculosis, tener una temperatura al entregarla inferior a 4 grados centigrados, residuos de inhibidores negativos y un índice crioscópico inferior a 0,512 (índice que refiere a la variación del punto de congelamiento en función del agregado de agua o aguado de la leche).
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