Comparto con ustedes la última entrevista que le realicé, allá por el año 2004 en Mercoláctea. Con tono afable, sentado en la tribuna de la Sociedad Rural de San Francisco, "Goyo" Pérez Companc respondió todas las preguntas que le realicé y me dio un título sugerente, oteando el futuro de los argentinos.
Las crónicas periodísticas reportan que falleció Gregorio Pérez Companc, uno de los empresarios más poderosos de Argentina
Tenía 89 años y era dueño de la compañía de alimentos Molinos Río de la Plata y de la petrolera PeCom.
Nacido en Buenos Aires el 23 de agosto de 1934, sus padres, de origen humilde, lo dieron en adopción a los 11 años, de acuerdo con la versión oficial. Fue adoptado por el matrimonio de la francesa Margarita Companc de Pérez Acuña y Ramón Pérez Acuña. La familia tenía una firma dedicada al ganado ovino y a mediados de los años cuarenta se volcó a la industria naviera. Una década después, la inversión se expandió con el Establecimiento Forestal San Jorge y, más tarde, con la Petrolera Pérez Companc. El recorrido empresario de Gregorio Pérez Companc comenzó allí, en el sector naviero y luego en el energético.
Comparto con ustedes la última entrevista que le realicé, en el año 2004 y la foto que le tomé ese año en el stand de la Asociación de Criadores de Jersey, la raza lechera a la que destinó parte de sus energías, al igual que su compañera de vida: María Carmen Sundblad Beccar Varela. La nota fue publicada en nuestro periódico Semana Rural y esto decía:
Pérez Companc: «no nos tenemos que enamorar del tango»
«Cuando vengo a estas muestras yo aprendo mucho, puedo estar realmente junto a la gente que vive constantemente los problemas del campo y que, además piensan qué es lo que se puede hacer trabajando en conjunto», enfatizó Gregorio Pérez Companc en diálogo exclusivo con Semana Rural.
La historia de Pérez Companc y la vinculación con el campo, y la raza Jersey, tiene mucho que ver con su madre: «mi madre se llamaba Margarita Companc y en el sur ella tenía Jersey. hoy lo que tiene la familia y la creación de la cabaña es responsabilidad de María Carmen, mi esposa. Fue un homenaje que hizo María Carmen a su suegra, que no conoció, para continuar o volver a trabajar con la raza Jersey», le dijo a este medio con la voz casi quebrada.
La madre de Gregorio Pérez Companc tenía un campo en Santa Cruz, cerca de Río Turbio, en Turbio Viejo y también en la isla de Tierra del Fuego. Hoy la actividad principal de la cabaña San Isidro Labrador y los tambos comerciales de la firma se desarrollan en San Joaquín, entre Carmen de Areco y San Antonio de Areco, aunque además hacen carne en el sur con la raza Hereford, a unos 120 kilómetros hacia la cordillera desde Puerto Santa Cruz, cerca de Río Gallegos, a la mitad de la cordillera. En Río Turbio tienen un plantel de Hereford y producción de carne. En esa zona, en la Estancia San Ramón, la familia Pérez Companc tiene 1.500 hectáreas bajo riego, donde se cultiva alfalfa y todo un cóctel de alimentos para engorde», dijo Goyo.
Consultado por la decisión de haber comprado y posteriormente vendido a la tercera láctea del país Molfino-Pérez Companc indicó que «pensábamos que realmente era algo que tenía que ver con nosotros. Con el grupo hemos vuelto a hacer lo que tenemos ahora, que fue el campo, pero ahora volvimos nuevamente al campo y vimos como posible poder manejar, integrar, una cadena de valor. Nosotros no podemos engañar a la gente de Molfino, a la gente trabajadora y a los tamberos. Entonces tuvimos que ser claros y buscar un socio que no saque a la gente, y que al contrario, sume a lo poco que hemos podido dar nosotros…eso es lo que ha pasado. Nuestra familia puede estar contenta porque cumplimos con lo que queríamos hacer, y lo cumplimos bien».
En otro momento de la entrevista en la que se acordó puntualmente que no haya preguntas relativas al gobierno o al momento político que vive el país, Pérez Companc habló de las hendijas: «yo siempre recuerdo a un hermano que decía que siempre hay una hendija para salir adelante y allí veo al campo. Ojalá que los jóvenes piensen siempre que lo que se puede obtener de afuera, de los países desarrollados se puede aplicar acá, pero no copiar, porque tenemos el defecto de copiar y nos fracasa todo. Hay que ir adaptándolo para ir manejándonos, porque siempre hay una hendijita para la salida, siempre, siempre, y no nos tenemos que enamorar del tango. Digo esto porque siempre hay quejas y todas esas cosas, pero en la lucha nuestra tenemos que hacer que todo se vea con esperanza, que hay que hacer el sacrificio. Yo me considero un hombre de campo, he empezado humildemente desde abajo y pudimos hacer grupos. Tenemos que ayudarnos mutuamente y hoy aquí veo que esta exposición y el campo es una hendija muy importante porque es la manera de que la gente piense en alto».
Minutos después goyo, junto a su esposa María del Carmen compartió un momento con Darío «Toto» Storani y su hijo Horacio, al lado del stand de Munchis (la empresa de fabricación y comercialización de helados que se producen con leche Jersey), en el que precisamente se extendían helados.
¿Retornarán a la industria láctea de gran porte, o la puerta se cerró para siempre?
– No…no…la puerta no se cierra.
Por José María Iachetta – Director periodístico de Grupo TodoAgro