Recomendaciones para la construcción de establos para vacuno de leche

Analizamos con Juan Manuel García Castro, de Albeitaneria Servicios Veterinarios, los aspectos clave que hay que tener en cuenta a la hora de construir instalaciones para vacas lecheras, donde prime el confort y bienestar de los animales pero también la facilidad de manejo y la comodidad en el trabajo del ganadero.

A la hora de construir unas nuevas instalaciones para vacas de leche un buen diseño ahorra costes y maximiza el rendimiento. Cuestiones como la orientación, las dimensiones de los pasillos, la forma de los cubículos, la ventilación e iluminación de la nave o la colocación de elementos como pueden ser los bebederos, son factores determinantes para el éxito en un establo de nueva construcción. Se trata de inversiones importantes que requieren planificación.

Un problema recurrente en la mayoría de las explotaciones lácteas gallegas es la capacidad de sus instalaciones. Con márgenes cada vez más reducidos por litro de leche, las ganaderías se han visto obligadas a aumentar su número de cabezas, pero las ampliaciones necesarias para acoger este incremento de la cabaña o la construcción de nuevas instalaciones no ha sido capaz en muchos casos de avanzar a la par

«El problema es que el censo de animales crece pero las instalaciones de las que disponemos no se estiran y, como consecuencia, se produce sobrepoblación. Ante este problema posibles soluciones serían disminuir la recría mediante el uso de semen de cruces cárnicos, aumentar la tasa de eliminación, recurrir a la venta de animales o ampliar las instalaciones, con lo que eso supone en cuanto a coste económico y necesidad posterior de superficie agraria y mano de obra», explica Juan Manuel García Castro, de Albeitaneria Servicios Veterinarios, ubicada en Mazaricos, una de las principales zonas productoras de leche de Galicia.

Las condiciones del establo definen en gran medida el sistema de trabajo en la granja, así como el bienestar del ganado y su producción y, por tanto, también la rentabilidad obtenida por el ganadero. Juan Manuel define los derechos de la vaca con el principio de las cinco libertades, según el tratado de bienestar animal, que serían: no sufrir hambre, sed, ni malnutrición; no sufrir estrés físico ni térmico; No sufrir dolor, ni lesiones, ni enfermedad; tener capacidad para mostrar la mayoría de sus patrones naturales de conducta y no sufrir miedo en su relación con el ganadero.

Pero la percepción de lo que significa el concepto de bienestar animal varía en función de quién lo defina. Así, para un científico el bienestar estaría basado en una buena adaptación de la vaca al medio y una mayor longevidad; el consumidor buscaría animales con calidad de vida, asociada a sistemas de producción más naturales, por ejemplo en extensivo, lo que hace aumentar en la actualidad la demanda de leche de pastoreo y ecológica; y, por su parte, para el ganadero el bienestar de su rebaño consistiría en realizar un buen manejo que aporte alta producción y buen estado del animal, sin lesiones ni enfermedades, maximizando el rendimiento económico de la granja.

Orientación: mejor Nordeste-Suroeste

A la hora de construir unas nuevas instalaciones es necesaria planificación, ya que hay decisiones difíciles de revertir. «El cemento es más fácil de poner que de quitar y reformar una instalación con los animales dentro siempre es complicado», afirma Juan Manuel, que advierte de que «un mal diseño se sufre y penaliza durante muchos años».

El primer aspecto a tener en cuenta es la orientación de la nave. En Galicia, una orientación Nordeste-Suroeste protege de la exposición lateral y cenital a los vientos predominantes y reduce la incidencia solar en verano.

Juan Manuel recomienda que el diseño permita la división en lotes o «creación de grupos de necesidades similares», algo que será útil en aspectos de nutrición, sanitarios o de alojamiento.

Ademas, copiar de otras explotaciones tiene sus riesgos, pero en ese caso «hay que procurar copiar las virtudes y no los defectos de ese otro establo ya construido», evidencia Juan Manuel.

Primar el confort de la vaca

Las piedras angulares de un buen diseño serían en primer lugar el bienestar de la vaca, en segundo lugar la comodidad, es decir, que facilite la eficiencia en el uso de la mano de obra, en tercer lugar el aspecto económico (coste-beneficio), y, por último, la capacidad de ampliación futura de las instalaciones.

Por eso, la lista de prioridades arrancaría en distintos aspectos destinados a lograr un mayor confort y espacio para los animales, con un diseño pensado para el bienestar del ganado, lo que redundará en mejor salud del rebaño. En este sentido, la vaca necesita espacio para descansar limpio y seco, ventilación que facilite un aire limpio en el interior del establo, comida y agua en cantidades adecuadas y espacio para ejercicio, detalla Juan Manuel.

Es importante evitar escalones o salientes que puedan producir riesgo de lesiones al ganado

Pero a mayores, las instalaciones deben reducir los riesgos de accidentes, limitando al mínimo las posibilidades de que se produzcan lesiones por parte de los animales (evitar escalones, suelos resbaladizos, salientes y giros cerrados) o de que estos enfermen y permitir también un manejo adecuado de las temperaturas extremas para evitar el estrés por calor en la vaca.

Aunque lo habitual sea centrarse en el confort de las vacas en producción, Juan Manuel hace un llamamiento a los ganaderos a no descuidar el bienestar tanto de la recría, por ser el futuro de la granja, como de las vacas secas, dado que de este periodo y del de preparto va a depender el arranque de la lactación y posibles enfermedades postparto.

Superficie mínima: 10 metros cuadrados por animal

Hablar de confort del ganado en unas instalaciones es hablar en primer lugar de amplitud. Juan Manuel considera necesaria al menos una superficie mínima por animal alojado de 10 metros cuadrados.

Diseño de instalaciones y dimensiones de los pasillos con dos filas de cubículos

Esa amplitud ha de trasladarse a todos los espacios ocupados por la vaca, incluidos los pasillos, que deben permitir unos buenos accesos a camas, bebederos y comederos. En pasillos de dos filas de cubículos se requieren separaciones de 5 y 4 metros, que en caso de ser de tres filas se incrementaría a un mínimo de 4 metros y medio.

Diseño de instalaciones con sistema de cama caliente

No debe haber zonas muertas y se deben evitar los pasillos ciegos, permitiendo siempre salidas de fuga a los animales para facilitar la relación entre vacas dominantes y vacas dominadas.

Además de pasillos anchos, los pasos de cruce tendrán siempre un mínimo de 2,5 metros cuando no tengan bebedero y 4,2 metros con bebedero, que deben ser siempre accesibles.

Confort también para el ganadero

Sin embargo, el diseño debe lograr compatibilizar esas necesidades de la vaca con las necesidades del ganadero, a la hora de realizar tareas como la alimentación, el manejo, los movimientos en grupo o la gestión del estiércol o el purín.

La eficiencia y seguridad de la mano de obra, la disponibilidad y efectividad en la utilización de los recursos y la rentabilidad son aspectos que debe cumplir un buen establo, sin descuidar otros como el respeto al medio ambiente y la imagen hacia el consumidor, cada vez más importante.

¿Cornadiza o barra limitadora?

Diseño de comedero con barra limitadora en vez de cornadiza

Dada la importancia de la alimentación en la producción, el comedero debe cumplir con una serie de características, entre las que destaca que sea de fácil limpieza. Por eso, Juan Manuel recomienda superficies como el mármol, el acero inoxidable o la pintura epoxi, porque, asegura, «si el comedero no se limpia es un foco de crecimiento de bacterias nocivas y hace que la mezcla se vuelva más inestable». Aunque añade, «eso también depende de la calidad de los alimentos, porque si los alimentos cargados en el carro son malos, el carro no hace milagros».

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