“Una vaca más”: La lección de Sebastiao Faria

En un interesante escrito Horacio Larrea, un argentino experto en genética y manejo de rodeos lecheros, retrata a Sebastiao Faria como uno de los mayores productores de leche del mundo por la consistencia de su estrategia full time: “todo el tiempo, una vaca más”.

En la Royal de 2016 en Canadá, tuve la oportunidad de conocer a una persona muy especial, con una historia de vida apasionante: Sebastiao Faria, uno de los mayores productores de leche del mundo, hoy radicado en Wilcox, Arizona (EE.UU.) con su establo Farías Dairy.

Originario de la isla de Faial, en el archipiélago de las Azores (perteneciente a Portugal), Sebastiao deja su pequeña granja familiar en 1974, y llega a California, persiguiendo el «sueño americano», con solo u$s300 en su bolsillo, y un puesto de trabajo en una fábrica. Trabajador incansable, emprendedor nato, poseedor del espíritu inquieto de aquellos que buscan y buscan constantemente oportunidades que les permitan progresar a base de ambición y esfuerzo, acaba trabajando para una granja lechera, y poco tiempo después, comienza con su propia granja. Según contaba durante aquella cena en la Royal, trabajaba sin descanso en su proyecto, luchando para pagar sus créditos a costa de muchísimos sacrificios, y su única obsesión era ver cómo hacía para poder comprar, cada vez que podía “una vaca más”… «Una vaca a maisss, una vaca a maiss», repetía en su inconfundible acento azuriano.

Desde aquella vez, llevo el recuerdo de esa anécdota, y a menudo lo menciono cada vez que, visitando granjas, sale el tema recurrente de la cantidad de reemplazos y la cantidad de bajas que sufren muchos productores. Esas bajas son la causa principal por la cual muchas ganaderías no pueden crecer por crecimiento orgánico, ya que casi no son capaces de producir su propia reposición. Y como muchas veces hablamos de las estadísticas en porcentajes (de muertas, de descartes, de abortos), siempre me gusta recalcar aquel concepto de Farías cuando él piensa a sus vacas no como grupos, sino como individuos: en otras palabras, «cada vaca cuenta».

Sebastiao Faria

La pregunta es: ¿Qué hacemos en el día a día para «salvar vacas»?. ¿Qué protocolos de prevención aplicamos?. ¿Por qué convivimos con índices de descarte y pérdidas de vacas y becerras que nos parecen razonables?, solo porque estamos habituados a escuchar esas cifras.. La verdadera pregunta es “podríamos hacerlo mejor?.

Vamos a ver algunos ejemplos:
1) Cojeras (o rengueras, como quieran llamarlas): convivimos con índices de entre un 8% a un 20% de los descartes debido a problemas de patas: somos conscientes que, con un buen protocolo de desvase en el secado, y con buenos tratamientos de mantenimiento (baños podales) y tratando llagas o pequeñas lesiones en el estadío inicial, prácticamente ese índice debería ser casi cero? Nos parece caro tener que contratar a alguien para que se encargue de curar patas, o incluso tener personal contratado exclusivamente para encargarse del tema, pero hay muchos que no lo hacen porque creen que es «caro»…. Somos capaces de medir las pérdidas en producción que sufrimos primero al tener vacas rengas, las que además terminan yéndose a matadero….Bajar del 8% al 4% los descartes por patas, significa salvar 40 vacas por año, en una granja de 1000 vacas. Vayamos sumando.

2) Mortandad en guacheras: muchas granjas realmente tienen niveles de mortandad que son insostenibles ( hasta 20%), para algo que ya hoy no tiene demasiados secretos: para criar bien a los becerros hacen falta 3 cosas: calostrar bien al nacimiento, rutina de manejo e higiene!!!!. Cuando en muchos lugares están fascinados con un 6% o 7% de mortandad, el objetivo debería ser menos del 1%!. Además, tener altos niveles de mortandad siempre van acompañados por otro problema no menor: la tasa de crecimiento de las «sobrevivientes» es bajísimo, por lo que su potencial de producción se verá afectado seriamente cuando sean vacas: hay mucha bibliografía que muestra datos contundentes respecto al impacto de la mala crianza…… Si bajamos del 7% al 2%, significan 50 terneras vivas por año, en un rodeo de 1.000 partos anuales. Como mínimo, de esas 50 terneras el 80% deberían parir a los 2 años… Agreguémoslas a la lista.

3) Vaca en transición: sin duda, el haber desarrollado la estrategia de manejar la vacas en transición en grupos separados, con dietas y ordeñes diferenciados, ha sido una verdadera revolución de gestión en las lecherías. Sin embargo, hay muchos ganaderos que creen que es algo engorroso y difícil de aplicar: aunque lo sea, se paga!!! … las estadísticas muestran claramente que la mayoría de las vacas que descartamos, lo hacen por problemas en el periparto. Retención de placentas, metritis, cetosis, etc., derivan en las complicaciones que terminan destruyendo a una vaca, la que acaba o muerta o en el matadero.

4) La dieta balanceada: «Cuidar la vaca», para que produzca y se reproduzca…. A diferencia de lo que sucedía 20 años atrás, las dietas preparadas por los nutricionistas miran con mucho más cuidado el asegurarse suficiente fibra efectiva, para mantener las vacas sanas. Un par de litros extras flirteando con la acidosis, no compensa el costo de arruinar más vacas. Además, el porcentaje de sólidos aumenta significativamente, y hoy, gracias a la genética moderna, las vacas pueden dar un mar de leche, sin necesidad de forzarlas con dietas muy ácidas…

5) Usar las tecnologías disponibles: hoy tenemos herramientas increíbles para hacer un mejor seguimiento de nuestras vacas. Los dispositivos de control de rumia pueden detectar la depresión de ingesta de cualquier vaca desde un estado inicial, mucho antes que el mejor ojo humano pueda verlo. ESAS HORAS VALEN ORO… La estadísticas muestran que aquellas granjas que trabajan con collares llegan a bajar la tasa de mortandad a la mitad!

6) Programas de incentivos para el personal: si ni el dueño tiene conciencia del valor de cada vaca que logramos salvar, queremos pretender que el personal lo haga por el dueño? Si trabajamos en equipo y establecemos incentivos por resultados, asociamos al personal en la batalla de «cada vaca cuenta»…

Solo podemos crecer si logramos bajar todas las ineficiencias con las que convivimos. Si a eso le sumamos el uso del semen sexado, potenciamos el crecimiento para crecer mas, pero nunca nos ayudará si nuestras terneras se siguen muriendo durante la crianza…

Siguiendo con la historia de Sebastiao Faria, en 1993 se muda a Lovington, Nuevo México, con su mujer y sus cuatro hijos, donde construye una nueva lechería, y en 2004, nuevamente se muda y llega a su destino actual, en Arizona.

Su estrategia de «una vaca más» parece que le ha funcionado: cuando lo conocí hace 4 años tenía 50.000 vacas. Me han comentado que está llegando ahora a las 130,000!!!!! . Este crecimiento exponencial parece no detenerse, y ya hoy sus hijos son los que están a cargo de las granjas. Lo más destacable de este verdadero «señor» con todas las letras es su humildad y simpleza: quien lo ve, jamás pensará que está hablando con alguien que está en el podio de los mayores productores de leche del mundo. Como dice el dicho, es un claro ejemplo de aquel que tiene » La humildad de los grandes, y la grandeza de los humildes».

Por Horacio “Hacho” Larrea – Director Internacional de Ventas y Desarrollo de Mercados en Europa Occidental y América Latina para Semex Alliance.

Nota: Horacio Larrea será uno de los principales disertantes de las Jornadas Lecheras de Argentina el próximo 2 de junio. Inscríbase gratuitamente en www.jornadaslecheras.com.ar

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