Escogí la palabra Zugzwang para describir la situación actual por la que pasa la lechería local.
La relación de la leche con los alimentos comenzó a complicarse en pleno invierno, pero a las puertas de la primavera los tambos tenían la variable de ajuste del pasto como para esperar mantener la facturación mientras bajaban el gasto en comida. Ahora en noviembre, con los pastoreos perdiendo calidad día a día, y avecinándose los calores fuertes nos encontramos con una pérdida de capacidad de compra de -35% con respecto a noviembre 2019.
Esto es un botón de la muestra, pero en el siguiente gráfico tomamos dimensión al comparar una dieta pastoril y una de encierre para los mismos períodos 2020 vs 2019 donde observamos un encarecimiento del 33% (9 a 12 litros) al 45% (11 a 16 litros) para ambos sistemas. Recordamos que para cerrar un año con esperanza de mantenerse a flote los tambos deben lograr un mínimo de 18 litros libres de alimentación/vaca ordeñe/día.
El nivel de stocks de lácteos irá cayendo a partir de diciembre poniéndole presión a la demanda que deberá ajustar precio de la materia prima si no la quiere perder. El productor está en un brete feo, ya redujo cantidad y calidad en la alimentación que mientras hubo pasto tierno no se notó. Ahora viene el cimbronazo y probablemente se eche mano al descarte de vacas. El consumo creció, la exportación está a full…hay que recomponer el poder de compra rápidamente.
Por Marcos Snyder – Asesor y productor lechero